«El fútbol profesional me queda lejos aún»
Víctor Areces Franco (Avilés, 3 de diciembre de 1985) tenía once años cuando jugaba al fútbol como tantos otros niños. Pero una rotura del ligamento cruzado anterior le obligó a dejar la actividad. Pero Víctor, que reside en Piedras Blancas, quería seguir ligado al mundo de fútbol y, tras conocer que no se podía operar, fijó su vista en el mundo del arbitraje. Ahora, una vez conseguido el ascenso a la Segunda B, se convierte en el segundo avilesino en la categoría de bronce tras Pablo Espiñeira Pello.
«Estoy muy contento, esto es un premio muy grande y aún no he asimilado la noticia. La verdad que es para lo que trabajas, para que te reconozcan y puedas prosperar».
Hace dos semanas fue uno más de los protagonistas del partido de vuelta de la segunda eliminatoria de la fase de ascenso a Segunda División B, en La Coruña, entre el Cerceda y el Alfaro. Los gallegos remontaron el 1-0 de la ida y se llevaron el partido con un rotundo 3-0. El avilesino tuvo un encuentro plácido, mostró tres amarillas por bando y no influyó en el desarrollo del choque.
«Quedé el primer asturiano esta temporada, y es todo un premio que el final de la misma sea pitar partidos de esta magnitud. Es el fruto al entrenamiento, la teórica, las pruebas físicas y los partidos de cada fin de semana», señala Areces Franco, que ha tenido un año «tranquilo, no hubo ningún partido raro, ni ninguno en el que fuera muy protagonista. Hoy en día los jugadores de Tercera nos ayudan bastante y es sencillo llevarlo», señala el colegiado avilesino.
Hace unas semanas acudió a Madrid a examinarse, y entonces quedó a expensas de recibir un correo que le confirmara qué eliminatorias pitaría. El mismo llegó a principio de semana: «Me tocó dirigir el Cerceda-Alfaro, y antes de comunicarme el ascenso me fijaron también para el choque entre Coruxo y La Roda, de la ida de la eliminatoria final para el ascenso», dice Víctor, que va acompañado por sus asistentes, los avilesinos Juan José Guerra y Borja Martínez.
Víctor Areces Franco lleva tres años pitando en Tercera y esta no fue su primera experiencia en partidos de cierto calado: «dirigí el año pasado el partido entre el Ourense y el Tudelano», dice ilusionado ante el nuevo reto que se le avecina. «Siempre intento no pensar demasiado en el futuro, disfrutar de cada categoría. Es importante ver que progresas, y ahora trataré de disfrutar de la Segunda B como lo hice de la Tercera, compaginándolo con mi trabajo».
Asegura que desde que comenzó a arbitrar hasta hoy «ha cambiado mucho el respeto hacia los árbitros. Nuestro trabajo es juzgar el partido, pero a veces somos humanos y nos equivocamos, como todo el mundo», enfatiza el avilesino, que no ha tenido demasiados problemas en los campos durante su trayectoria.
«Lo único reseñable me ocurrió en un partido de alevines, por eso me resultó tan desagradable. Antes de empezar el choque, un señor no paraba de increparme y la verdad es que se despachó a gusto. Me resultó incómodo por tratarse de niños pequeños y ese señor era un padre o un abuelo, eso es lo triste del asunto».
Reconoce que «mi labor sólo tiene repercusión si tenemos una actuación complicada. Es un poco injusto, pero también es cierto que cuando al final del partido los jugadores o los entrenadores te felicitan, te hacen sentir muy bien», dice con una sonrisa en la boca.
Referentes asturianos
Areces Franco pertenece a la Delegación de Avilés y sus referentes en el mundo del arbitraje son tres colegiados de la máxima categoría: dos asturianos, Enrique Mejuto González, recién retirado, y César Muñiz Fernández, y el colegiado navarro Undiano Mallenco. «Llegar al fútbol profesional es muy difícil. Lo mejor es trabajar día a día y luchar por ello, pero ahora mismo me queda muy lejos y prefiero no pensar en ello. Aquí en Avilés, Herrero Paramás trabaja muy bien el tema de la captación y por ello contamos con bastantes árbitros».
Entrena cuatro días a la semana, ejercitándose los jueves con un entrenador personal que les pone el Comité de Entrenadores, mientras que el resto de días lo hace «en las pistas de El Quirinal y en la playa de Salinas. Cuando se acercan las pruebas físicas hacemos hacer series de 200, 500 y 1.000 metros, y series cortas de 40 y 50. Tienes que estar bien preparado».
Noticia e imagen: El Comercio Digital
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