"El salto al fútbol profesional es un sueño"

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Prieto Iglesias concedió una entrevista a noticiasdenavarra.com:

¿Asimila su ascenso a Segunda División?
Me hago a la idea, me lo empiezo a creer, pero he tenido que leer varias veces la notificación oficial. Creo que hasta que no nos concentren en Santander y llegue el día del debut no voy a hacerme a la idea de la magnitud de subir a Segunda. Es el salto al fútbol profesional y es un sueño, tanto para un jugador como para un árbitro.

¿Esperaba el ascenso?

La información que me iba llegando es que la temporada estaba siendo buena, pero en ningún momento pensaba en subir, porque es muy complicado y soy una persona muy prudente. Lo veía con optimismo y con ganas, pero no tenía la certeza de que iba a subir este año. Había pitado fase de ascenso en las dos temporadas que había estado en Segunda B y eso da pistas de que la forma de pitar gusta y el Comité Técnico va buscando un perfil en el que vas encajando.

Sube con 29 años y sólo dos temporadas en Segunda B. Una carrera meteórica.

Ha sido muy rápido, porque la Segunda B es una categoría a la que cuesta hacerse y dejan a la gente coger poso. Sólo dos años en Segunda B es una señal de que apuestan por mí y una responsabilidad. Hay que darlo todo y ya estoy retomando entrenamientos de seis días por semana. El 21 de agosto nos concentran a los árbitros y asistentes de Primera y Segunda.

¿Qué espera de la Segunda?

Asentarme en la categoría, porque es un salto cualitativo muy importante. Pasamos de una categoría semiprofesional o otra totalmente profesional. Tengo que amoldarme lo más rápido posible, porque el tren va muy rápido y no espera a nadie. Entiendo que el Comité ha apostado por mí y espero estar a la altura de su confianza.

¿Qué le da más respeto?

La categoría en sí. Es fútbol profesional y hay que tenerle respeto, pero no miedo, porque soy un privilegiado.

¿Teme la presión?

He tenido la suerte de coincidir como cuarto árbitro de Alberto Undiano en cinco partidos de Primera. Le designan encuentros de bastante presión y complicados. Es diferente gestionarla tú solo, pero miedo ninguno, lo que tengo son ganas de verme toreando ya.

Estuvo de cuarto en el Barça-Madrid... ¿Ya venía apuntando fuerte?

Fue mi debut como cuarto árbitro en Primera División. Fue una confianza ciega de Undiano y del Comité en mí y tuve suerte de ir a ese partido, porque fue una experiencia inolvidable.

Es amigo de Undiano. ¿Qué consejos le ha dado?

Me dice que esté tranquilo. En Segunda el entorno cambia y hay más seguimiento mediático. La lupa con la que se nos mira aumenta. Pero ante esto me ha dicho que no cambie nada. Si el Comité ha decidido que mi perfil encaja para subir de categoría, él me dice que lo haga como hasta ahora: la preparación, el estudio, la forma de arbitrar... Así que tomo nota del maestro. Es un referente.

Le sigue de cerca en su rápida progresión. Él llegó a Primera con 26 años.

Sí, él tiene todos los récords de velocidad, pero no ha hecho sino dar la razón con su trayectoria a todos los que apostaron por él siendo tan joven.

¿Es un éxito para el Comité Navarro tener un árbitro y un asistente en Primera y en Segunda?

Pues sí. Para un Comité tan pequeño como el navarro es un éxito tener esa representación en el fútbol profesional y, además, cuatro árbitros y cuatro asistentes en Segunda B. Es un aliciente para los chavales que están empezando. Es como si Navarra tuviera un equipo en Primera, otro en Segunda, cuatro en Segunda B y la base.

¿Dónde está el secreto del éxito?

En el trabajo diario, el trabajo individual, estudiar, aprender de la gente con más experiencia que tú, aprender como asistente, cuando te llevan a ver un partido... Al final, como todo en la vida, es tener ganas. Y también hay un trabajo a nivel de Comité que lo están llevando a cabo de forma concienzuda y desde la base, con controles físicos, médicos y con formación continua a nivel de reglamento, de reglas de juego... Al final, si se trabaja la base, los resultados salen.

¿Qué diferencia ha constatado en cada salto de categoría?

A nivel de juego, la velocidad de las jugadas. Y si te toca jugadores veteranos, siempre tienen triquiñuelas, pero al final te acabas conociendo. Y, en lo que respecta al entorno, la repercusión mediática.

¿En qué ha mejorado para estar menos tiempo en Segunda B que en Tercera?

Cada persona tiene una forma de pitar que va con su personalidad, que tiene un determinado perfil. Al final, el mío ha encajado con lo que se busca a nivel nacional y ha sido una progresión rápida desde que se depende del Comité Técnico de Árbitros. Cada año tienes más trabajo y tienes también mayor motivación, porque se van abriendo puertas.

Cita un perfil que busca el CTA, ¿cómo es ese perfil?

Yo lo baso en tres pilares, que son los que digo cuando me preguntan los compañeros de fútbol base. El primer pilar, es el técnico. Tú tienes que ser conocedor de las reglas de juego y de su espíritu, y eso requiere una formación constante. El segundo sería la condición física, que es fundamental: buenos cuidados, dieta, sueño, horas de entrenamiento, cuidados con fisioterapeuta... Físicamente es tremendamente exigente. Y el tercer pilar es la preparación psicológica. Hay que ser una persona tranquila, que vea el partido de forma positiva, que esté concentrado y no se pierda con circunstancias externas.

¿La preparación psicológica es la más difícil de mejorar?

Sí, porque el aspecto técnico y físico se pueden conseguir para estar a la altura de la competición. El psicológico, se puede mejorar, pero hay que ser una persona tranquila y equilibrada, que tiene que decidir en décimas de segundo y su decisión tiene una repercusión.

¿Con qué partido se queda?

Con los de la promoción de ascenso a Segunda: Leganés-Jaén y Universidad de Las Palmas-Sant Andreu. Los campos están más llenos, las aficiones están más nerviosas y animan más, y se palpa la tensión en los jugadores, en los directivos, en los vestuarios... Hace que tengas que estar más concentrado y extremadamente atento. Me imagino que la Segunda estará, como mínimo, a ese nivel, y así me lo constata Javier García Sabuco, que va a ser mi asistente y ya lleva un año en la categoría.

¿Qué recuerdo le queda de su paso por los campos navarros?

Los recuerdo con cariño. Todos los clubes me han tratado muy bien, los jugadores también, pero me quedo con las conversaciones con los compañeros antes y después de los partidos.

¿Su peor recuerdo de su trayectoria?

Nunca he tenido ningún incidente con nadie, así que no me puedo quejar. He tenido suerte.

¿Por qué se animó a arbitrar?

Me echó una mano mi padre. Jugaba a fútbol y a futbito y muchas veces pitaba algún amistoso o algún partido de mi hermano. Un día, mi padre me animó para federarme y casi me llevó de la mano. Y hasta el día de hoy. Así que cuando subí, me acordé de mis padres, de mi hermano y de mi novia, pero especialmente a mi padre, porque hasta llegar a Segunda B me ha acompañado siempre a todos los partidos. 

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