El pasado Lunes se celebró el día internacional del arbitraje
Hoy se celebra en todo el mundo el ‘Día Internacional del Arbitro de Fútbol‘. Un festejo muy especial para los encargados de impartir justicia en el fútbol de todo el planeta.
Como tantos otros ‘días‘ del año éste pasa a ser recordado porque de alguna manera la figura homenajeada es relevante en el mundo del fútbol.
Y ello lleva a invocar la figura de un filósofo inglés del siglo XVII ; John Locke y su teoría política acerca del origen de la civilización y la sociedad partiendo de una hipótesis de trabajo llamada Estado de Naturaleza. En ese Estado todos los hombres eran libres, iguales, casi no había leyes, poseían bienes privados y nadie dañaba a nadie.
Algo así ha sucedido en el cosmos futbolístico. Así, cuando el fútbol amanece a la vida, allá por el siglo XIX, se encuentra en Estado de Naturaleza: dos equipos se desafían entre sí, sin árbitro, sin juez. Los contendientes creían que podrían evolucionar y progresar sin esa figura, pero nada más lejos. La hostilidad, la incomprensión y casi las actitudes violentas que se generaban por el desacuerdo entre unos y otros llevó a aquellos primitivos hombres del fútbol a la reflexión y a consentir todos la necesidad de incorporar la figura del juez, del árbitro, en sus litigios. Aparece así el árbitro para imponer la cordura, la mesura y la justicia en el fútbol.
Cuando el fútbol del Estado de Naturaleza consiente mutuamente al árbitro es cuando nuestro fútbol da un salto cualitativo y se civiliza, se socializa, se hace más adulto. He ahí la razón de ser del árbitro en el fútbol: es la figura moral del partido; el garante de la moralidad; el defensor de valores deportivos; el custodio de los principios más sólidos del juego deportivo y limpio; el vigilante del cumplimiento de las normas porque éstas son necesarias tanto para convivir en lo civil como para disputar un partido. No olvidemos que más allá del partido hay personas (futbolistas, entrenadores, árbitros) y que al saltar a un terreno de juego adquieren una dimensión pública de tal relieve para los demás que su actitud conforme a los valores o a los disvalores les retratan en dirección a seguir o a evitar por los demás.
He ahí la razón de ser del árbitro en el fútbol: es la figura moral del partido; el garante de la moralidad; el defensor de valores deportivos; el custodio de los principios más sólidos del juego deportivo y limpio; el vigilante del cumplimiento de las normas porque éstas son necesarias tanto para convivir en lo civil como para disputar un partido.
Como tantos otros ‘días‘ del año éste pasa a ser recordado porque de alguna manera la figura homenajeada es relevante en el mundo del fútbol.
Y ello lleva a invocar la figura de un filósofo inglés del siglo XVII ; John Locke y su teoría política acerca del origen de la civilización y la sociedad partiendo de una hipótesis de trabajo llamada Estado de Naturaleza. En ese Estado todos los hombres eran libres, iguales, casi no había leyes, poseían bienes privados y nadie dañaba a nadie.
Algo así ha sucedido en el cosmos futbolístico. Así, cuando el fútbol amanece a la vida, allá por el siglo XIX, se encuentra en Estado de Naturaleza: dos equipos se desafían entre sí, sin árbitro, sin juez. Los contendientes creían que podrían evolucionar y progresar sin esa figura, pero nada más lejos. La hostilidad, la incomprensión y casi las actitudes violentas que se generaban por el desacuerdo entre unos y otros llevó a aquellos primitivos hombres del fútbol a la reflexión y a consentir todos la necesidad de incorporar la figura del juez, del árbitro, en sus litigios. Aparece así el árbitro para imponer la cordura, la mesura y la justicia en el fútbol.
Cuando el fútbol del Estado de Naturaleza consiente mutuamente al árbitro es cuando nuestro fútbol da un salto cualitativo y se civiliza, se socializa, se hace más adulto. He ahí la razón de ser del árbitro en el fútbol: es la figura moral del partido; el garante de la moralidad; el defensor de valores deportivos; el custodio de los principios más sólidos del juego deportivo y limpio; el vigilante del cumplimiento de las normas porque éstas son necesarias tanto para convivir en lo civil como para disputar un partido. No olvidemos que más allá del partido hay personas (futbolistas, entrenadores, árbitros) y que al saltar a un terreno de juego adquieren una dimensión pública de tal relieve para los demás que su actitud conforme a los valores o a los disvalores les retratan en dirección a seguir o a evitar por los demás.
He ahí la razón de ser del árbitro en el fútbol: es la figura moral del partido; el garante de la moralidad; el defensor de valores deportivos; el custodio de los principios más sólidos del juego deportivo y limpio; el vigilante del cumplimiento de las normas porque éstas son necesarias tanto para convivir en lo civil como para disputar un partido.
Noticia:http://www.el-litoral.com.ar/
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