Antes de árbitro, Héctor Rodríguez fue buen portero

“Papá voy a ser árbitro”.  Don Arnold Rodríguez, hombre con una vida dedicada al fútbol nunca pensó escuchar tal afirmación de uno de sus hijos. La frase fue dicha ya hace más de una década por Héctor Rodríguez, de 29 años, el réferi encargado de pitar la final del balompié hondureño, que disputan hoy Olimpia y Real España.
Don Arnold recuerda entre risas  cuando su hijo militaba en Real Juventud Rodríguez, equipo que él organizó. “Por eso ponía a jugar a mis hijos”, confiesa. El ahora orgulloso padre hace un viaje al pasado y relata que Héctor fue probado en cada zona de la cancha, pero su rendimiento no era el deseado. "Lo probé de portero y era bueno”, recuerda. Pero ya cuando las exigencias aumentaron el “entrenador-padre”  sacó del once titular a su vástago y en una de tantas contiendas disputadas, el joven se regresó a su casa y al llegar su progenitor le dijo que lo suyo sería impartir justicia futbolera. Ahí empezó su historia con el arbitraje. El jefe de clan Rodríguez se tomó un tiempo para  describirnos a su hijo. “Yo nunca tuve problemas con él,  jamás tuvo un vicio ni anduvo vagando .  Además, lo recuerdo como un joven ordenado, aplicado en sus estudios y con un carácter bien definido”.Sobre las críticas y ofensas que reciben en muchas ocasiones los hombres de negro, dice: “Cuando voy al estadio y miro pitar a mi hijo lo que siento es orgullo , lo demás  yo sé cómo es el rol de los árbitros”.
Noticia e imagen:http://www.diez.hn/

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