Oír para escuchar
La habilidad de “saber escuchar” es la más difícil de encontrar y
desarrollar en el arbitraje, si usted es buen árbitro, pero no sabe escuchar,
corre el riesgo de expresar en forma elocuente cosas que no le interesan a los
jugadores y aficionados en los partidos, y lo más importante, privarse de
recibir informaciones, conocimientos y retroalimentaciones que por otra vía no
recibiría.
Habilidad
difícil
Cuando un árbitro está en carrera y ha obtenido algunos logros, no
escucha cada que un instructor, inspector de árbitros o sus mismos compañeros
le dicen algo, con respecto a su formación o a la forma como debe
actuar en el campo, él simplemente no escucha, porque cree tener la razón en
todo lo que hace. Entre los motivos principales por los que la mayoría
de árbitros no escuchan se encuentran: temor a ser influidos por ellos, pensar
que quien habla no tiene la autoridad para corregirlo, o simplemente no
creerle y pensar que él es el único poseedor de la verdad y que
el otro es el que está equivocado.
Necesidad en el arbitraje
Saber escuchar no sólo es una práctica necesaria sino una necesidad en
el arbitraje, máxime cuando en esta disciplina cada día los árbitros están en
constante crecimiento. Muchos conflictos se producen en un terreno de juego o fuera
de él cuando no se sabe escuchar adecuadamente, esto requiere de una
disciplina cotidiana, de mostrar una actitud de confianza y de respeto a la
persona que habla para que pueda expresar con propiedad sus mensajes. Una
investigación sobre por qué algunos árbitros son exitosos dio como
resultado que entre los comportamientos que éstos asumen en un
partido o fuera de él, se encuentra el que escuchan mucho más que los árbitros
promedio.
Errores y benéficos
En nuestra actividad arbitral donde hay que hacerlo todo para ya,
nos da la sensación de que no tenemos tiempo para escuchar, pensamos únicamente
en cómo responder y en cuanto terminan de hablarnos, nos
precipitamos a dar una solución para todo lo que nos dicen, o lo
que es peor, los interrumpimos antes de que hayan concluido para así dar
explicaciones. Entre los beneficios de saber escuchar se encuentran los
siguientes: elevar la autoestima del que habla, pues le permite sentir que está
siendo útil, aprender de los conocimientos y experiencias del otro, el que
escucha con atención, proyecta una imagen de respeto e inteligencia y se
reducen las potencialidades de conflictos por malas interpretaciones.
Componente indispensable
Para progresar en el arbitraje el saber escuchar es el componente necesario
que permite crecer y mejorar en todos los aspectos. Un árbitro que no
escuche estará abierto a una serie de conflictos personales y de poco
crecimiento profesional que lo llevará a tener una noción errada de
equidad e injusticia. Quienes no progresan en el
arbitraje o permanecen mucho tiempo en la misma categoría son producto de
la incapacidad de escuchar a los demás. Si un árbitro quiere mejorar en todos
sus aspectos tanto personales como deportivos tiene que aprender a escuchar
más. Para terminar, espero que me haya escuchado…
Noticia publicada por José Borda
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