El kilometraje de los árbitros echa humo
Los entrenadores de fútbol suelen agarrarse a
un esqueleto común durante toda la temporada. Un simple vistazo al
reparto del trabajo en el fútbol permite descubrir a un jugador como el
guardameta del Osasuna, Andrés Fernández, el futbolista de Primera
División que más minutos lleva disputados en Liga esta temporada
(2.360). Aunque, si se suman además los encuentros de Copa y de
Champions, el infatigable Leo Messi se lleva la palma (3.448). Pero
todos esos números los pulveriza el colegiado asturiano Jorge López. Ha
dirigido, en lo que va de campaña, 66 encuentros de primera regional y
de categorías inferiores. O, lo que es lo mismo, más de 5.500 minutos.
No hay otro igual entre su estamento en el Principado.
Vamos, que ha perdido la noción de tanto viaje y de tanto partido.
Jorge López pertenece a la Delegación de Occidente, que este año tan solo cuanta con once colegiados adscritos, lo que les obliga a redoblar esfuerzos cada fin de semana. De tal manera que cada árbitro dirige tres y hasta cuatro partidos de diferentes categorías cada fin de semana. «No es algo que suceda habitualmente, pero esta temporada tuvimos mala suerte porque un compañero se lesionó, otro cambió de delegación y otro tuvo que dejarlo porque trabajaba los findes», asume.
Sin embargo, esta situación no supone ningún contratiempo para el de Tapia, pero afincado en Gijón por motivos laborales, ya que es un hombre de fútbol que, como él mismo reconoce, cuando no está arbitrando todavía, saca tiempo para ver por televisión al Madrid, al Barcelona o al Sporting.
Le siguen, de cerca, en el ránking de colegiados con más de trabajo en los campos asturianos, Alejandro Barrero y Daniel Álvarez, con 56 y 55 intervenciones, respectivamente. Ambos también pertenecen a la Delegación de Occidente, con sede en Luarca.
El récord de Álvarez se sitúa en cinco partidos dirigidos en menos de 48 horas. Cuando empezó a arbitrar, hace dos temporadas, no se imaginaba que le fueran a tocar tantas intervenciones, aunque él le quita importancia. «Mentalmente se aguanta sin problemas, aunque en el aspecto físico sí puedes llegar un poco cansado al último partido», reconoce el joven de 22 años. Bien es cierto que, dentro de esos 'maratones', se encuentran algunos partidos de categorías inferiores, como de alevines, de menor duración y en los que por lo general un árbitro debe recorrer menos distancia.
Pero de los kilómetros de los que no se libran es de los que deben hacer en coche para llegar a los campos de fútbol. «Para ir hasta Vegadeo desde Tineo tengo que recorrer unos 100 kilómetros. Otros días igual te tocan 30 o 300... Occidente es una zona muy larga de ocupar y tenemos que desplazarnos con frecuencia», advierte Barrero.
Aun así, estos desplazamientos, que pueden ir de Cangas del Narcea a Navia, con partido intermedio en Luarca, no les amedrentan ya que todos coinciden en su deseo de seguir en el mundo del arbitraje y tratar de ascender cada año un peldaño más. «Tuve que dejar el fútbol por una lesión en la muñeca cuando era jugador del Real Tapia», afirma Jorge, que debió sacar el carnet de conducir para poder empezar a viajar por los campos asturianos. «Aunque empecé por probar, esto es algo que engancha, es satisfactorio», comenta.
Pero no todos los árbitros tienen coche propio, ni tampoco carné de conducir. Muchos acuden a los partidos en transporte público. Uno de ellos es Adrián Covián, de la Delegación de Nalón. Con 16 años, acumula esta temporada 50 intervenciones entre asistente y árbitro principal. El joven de La Felguera no se esperaba sumar tan pronto esas cifras. «Pensaba que sería más difícil porque este año entraron varios compañeros nuevos», explica. Aun así, Adrián no se libra de al menos dos encuentros cada fin de semana. Al menos, en su caso, puede llegar en autobús. «A donde más lejos me toca ir es a Laviana, pero yo siempre madrugo para llegar temprano a los sitios», describe Adrián.
Las mismas caras
En ocasiones, cuando un aficionado conoce, y reconoce, al árbitro que dirigirá el encuentro de su equipo, se lamenta con un «¡otra vez el mismo!». Pero para Jorge López es habitual presentarse siempre en los mismos campos. «En occidente hay entre 10 y 15 equipos. Al final tratas siempre con las mismas personas y no es para nada negativo que te recuerden», asegura. Es más. Con tantos partidos a sus espaldas, entra dentro de las posibilidades que en algún momento se encontrase con caras conocidas. «Me tocó arbitrar un partido del Tapia femenino y en ese club estaba mi madre de delegada y mi hermana de jugadora...», recuerda. «Y se dio la circunstancia de que tuve que expulsar a mi hermana...», añade con humor el colegiado. «¡No me podrán decir que soy casero!», concluye.
Noticia e imagen:http://tododeporte.elcomercio.es/
Vamos, que ha perdido la noción de tanto viaje y de tanto partido.
Jorge López pertenece a la Delegación de Occidente, que este año tan solo cuanta con once colegiados adscritos, lo que les obliga a redoblar esfuerzos cada fin de semana. De tal manera que cada árbitro dirige tres y hasta cuatro partidos de diferentes categorías cada fin de semana. «No es algo que suceda habitualmente, pero esta temporada tuvimos mala suerte porque un compañero se lesionó, otro cambió de delegación y otro tuvo que dejarlo porque trabajaba los findes», asume.
Sin embargo, esta situación no supone ningún contratiempo para el de Tapia, pero afincado en Gijón por motivos laborales, ya que es un hombre de fútbol que, como él mismo reconoce, cuando no está arbitrando todavía, saca tiempo para ver por televisión al Madrid, al Barcelona o al Sporting.
Le siguen, de cerca, en el ránking de colegiados con más de trabajo en los campos asturianos, Alejandro Barrero y Daniel Álvarez, con 56 y 55 intervenciones, respectivamente. Ambos también pertenecen a la Delegación de Occidente, con sede en Luarca.
El récord de Álvarez se sitúa en cinco partidos dirigidos en menos de 48 horas. Cuando empezó a arbitrar, hace dos temporadas, no se imaginaba que le fueran a tocar tantas intervenciones, aunque él le quita importancia. «Mentalmente se aguanta sin problemas, aunque en el aspecto físico sí puedes llegar un poco cansado al último partido», reconoce el joven de 22 años. Bien es cierto que, dentro de esos 'maratones', se encuentran algunos partidos de categorías inferiores, como de alevines, de menor duración y en los que por lo general un árbitro debe recorrer menos distancia.
Pero de los kilómetros de los que no se libran es de los que deben hacer en coche para llegar a los campos de fútbol. «Para ir hasta Vegadeo desde Tineo tengo que recorrer unos 100 kilómetros. Otros días igual te tocan 30 o 300... Occidente es una zona muy larga de ocupar y tenemos que desplazarnos con frecuencia», advierte Barrero.
Aun así, estos desplazamientos, que pueden ir de Cangas del Narcea a Navia, con partido intermedio en Luarca, no les amedrentan ya que todos coinciden en su deseo de seguir en el mundo del arbitraje y tratar de ascender cada año un peldaño más. «Tuve que dejar el fútbol por una lesión en la muñeca cuando era jugador del Real Tapia», afirma Jorge, que debió sacar el carnet de conducir para poder empezar a viajar por los campos asturianos. «Aunque empecé por probar, esto es algo que engancha, es satisfactorio», comenta.
Pero no todos los árbitros tienen coche propio, ni tampoco carné de conducir. Muchos acuden a los partidos en transporte público. Uno de ellos es Adrián Covián, de la Delegación de Nalón. Con 16 años, acumula esta temporada 50 intervenciones entre asistente y árbitro principal. El joven de La Felguera no se esperaba sumar tan pronto esas cifras. «Pensaba que sería más difícil porque este año entraron varios compañeros nuevos», explica. Aun así, Adrián no se libra de al menos dos encuentros cada fin de semana. Al menos, en su caso, puede llegar en autobús. «A donde más lejos me toca ir es a Laviana, pero yo siempre madrugo para llegar temprano a los sitios», describe Adrián.
Las mismas caras
En ocasiones, cuando un aficionado conoce, y reconoce, al árbitro que dirigirá el encuentro de su equipo, se lamenta con un «¡otra vez el mismo!». Pero para Jorge López es habitual presentarse siempre en los mismos campos. «En occidente hay entre 10 y 15 equipos. Al final tratas siempre con las mismas personas y no es para nada negativo que te recuerden», asegura. Es más. Con tantos partidos a sus espaldas, entra dentro de las posibilidades que en algún momento se encontrase con caras conocidas. «Me tocó arbitrar un partido del Tapia femenino y en ese club estaba mi madre de delegada y mi hermana de jugadora...», recuerda. «Y se dio la circunstancia de que tuve que expulsar a mi hermana...», añade con humor el colegiado. «¡No me podrán decir que soy casero!», concluye.
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