La flexibilidad mental
La flexibilidad mental es mucho más que una habilidad o una
competencia, es una virtud que define el estilo de arbitrar de cada silbato y
que le permite adaptarse mejor a las presiones del medio. El árbitro con una
mente abierta tiene más probabilidades de generar cambios constructivos que
redundan en un mejor nivel arbitral, aquel juez que revisa su actuación y es
capaz de abrirse a implementar cambios, se considera que posee una mente
flexible que puede someter sus decisiones a la evidencia y la lógica; no es ni
mucho ni menos perfecto, simplemente busca liberarse de una carga adicional
como lo es la severidad.
Abierto al cambio
La flexibilidad se define por el uso que le da el árbitro al
pensamiento crítico como guía en la toma de sus decisiones, no siempre busca el
consenso, prefiere un desacuerdo amigable, pero basándose en el respeto a los
demás y en la aplicación justa del reglamento. El tener una mente flexible no
genera alejamiento, ni falta de compromiso con los jugadores, sólo permite
andar por el juzgamiento deportivo sin tantos traumas, arbitrar mejor, crecer
como persona y como profesional. Por el contrario, el silbato con mente rígida
se lava las manos frecuentemente y no toma una posición, una cosa es tener
principios férreos y otra es no tenerlos o ser cómodo y apático en los
partidos.
Vuélvase flexible
Hacer una transformación de la mente no es un proceso muy difícil, sólo
exige revisar, ver la excepción a la regla, interpretar, y no creerse dueño de
la verdad, buscar el camino del medio, el equilibrio, la moderación, y
finalmente, ponerse en el punto de vista del otro. La mente de algunos árbitros
puede cambiar con facilidad, mientras que la de otros se ve obligada a hacerlo
en situaciones límite, cuando ya no pueden seguir con la misma actitud. Una
buena autoridad, se caracteriza por ser flexible, dialogada y respeta los
derechos de los jugadores; en oposición a ello una mala restringe en
extremo la autonomía de los silbatos en los campos.
Combata la rigidez
La mayoría de jugadores han sido víctimas alguna vez de árbitros que
por su por su rigidez mental no son capaces de cambiar de opinión y sólo
intentan imponer su punto de vista cuando toman una decisión; son intolerantes,
dogmáticos y siempre tratan de sentar cátedra e influir sobre aquello que
piensan o hacen sus dirigidos. Mientras que otros han tenido la oportunidad de
encontrarse con silbatos de mente abierta, libre, que busquen actualizarse de
manera continua, y que se han quitado las barreras que les imponen los
precursores de la dureza mental y severidad compulsiva, pues son conscientes de
que estos aspectos son los que en últimas hacen que los árbitros se vuelvan
rígidos.
Decida usted
La mente flexible fortalece el yo, actúa como un factor de protección,
genera más bienestar y mejores relaciones interpersonales y lo acerca a
realizar arbitrajes más tranquilos. Si decide ser flexible mentalmente, se
quitará un enorme peso de encima al ver que nada está predeterminado y que
puede ser el último juez de su propia actuación. El paso por el arbitraje
siempre está en un eterno devenir, un movimiento permanente que nunca se
detiene, entonces es usted quien decidirá si se deja llevar por una rigidez
mental enmarcada en el estrés, la angustia, la amargura y la inmovilidad; o si
cambia sus actitudes hacia una flexibilidad mental, que apunta a la alegría, la
tranquilidad y el desarrollo del potencial arbitral, la decisión es suya.
Artículo escrito por José Borda
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