Marisa cuelga el banderín
María Luisa Villa (Puebla de don Rodrigo, 1973) es otra de las protagonistas de la Eurocopa. Para esta árbitro ciudadrealeña será el punto y final a una carrera sobre el verde. Penúltima de ocho hermanos, destacó en el colegio por sus habilidades deportivas, sobre todo en balonmano. Pero su pasión era el fútbol. Comenzó entrenando a un equipo de su pueblo y acabó federándose como árbitro a los 23 años. A partir de entonces ha firmado 17 temporadas combinando el silbato, las tarjetas y el banderín.
"He vivido muchos buenos momentos en el arbitraje, pero los ascensos siempre son especiales", cuenta Marisa, que fue seleccionada para ser linier en la máxima categoría pero se quedó a las puertas al no pasar las pruebas físicas. "Siempre me he sentido respetada y valorada por mis compañeros de profesión. Nunca he palpado machismo a mi alrededor porque me han tratado como una más, he cobrado lo mismo, he tenido las mismas opciones de promocionar y me han exigido lo mismo que a un hombre. Para nosotras es más difícil por la condición física, pero cada vez son más las mujeres en la profesión".
Ella, pionera y referente para muchas, ha recorrido un largo camino de más de 400 paradas (partidos) que tendrá su meta en la Eurocopa de Suecia. "Todos los torneos internacionales son especiales porque la exigencia para estar ahí es máxima. En este caso, tiene otro plus, será mi punto y final en el arbitraje. Quiero acabar con un buen sabor de boca", asegura. En su currículo se puede apreciar el debut internacional el 16 de marzo de 2002 en un partido de cuartos de final de la Women's Champions League entre Arsenal y Tolouse, aperitivo de otras grandes citas en las que ha estado presente como tres Juegos Olímpicos (Atenas 2004, Pekín 2008, Londres 2012), dos Mundiales femeninos (China 2007, Alemania 2011), dos Mundiales femeninos Sub'20 (Rusia 2006, Alemania 2010), una Eurocopa femenina (Finlandia 2009), tres Copas Algarve (2006, 2009, 2011) o una final de la Copa de la Champions femenina (2007) entre Arsenal y Umea.
A expensas de conocer el día del adiós
Si por ella fuera seguiría, pero el límite de edad para arbitrar en Segunda división B son los 40 años que ella acaba de cumplir. "No me desligaré del arbitraje porque es lo que me gusta", dice esta maestra de Educación Física. "Seguiré ligada al Comité Técnico de Árbitros de la RFEF o de la UEFA. No tengo la sensación de que esto se acaba, sino que continúa de forma diferente", añade. Como ocurre con el fútbol femenino, el arbitraje español también va a la cola de Europa. Sólo hace falta comparar las 500 colegiadas que hay en España con las más de 3.000 que existen en Alemania. "El hecho de que España juegue la Eurocopa hará que muchas niñas se entusiasmen por el fútbol y, por qué no, con el arbitraje. Pasa igual que con los hombres. Cuando yo era pequeña todo el mundo era de la selección, pero no la hacía ni la mitad de caso que ahora que son campeones del mundo y bicampeones de Europa", asevera.
Marisa está viviendo dos Eurocopas diferentes: la profesional, que le llevará a ejercer de árbitro asistente en al menos tres partidos los tres partidos de la fase de grupos (ha estado en el Suecia-Dinamarca y en el Finlandia-Suecia); y la personal, siguiendo las evoluciones de La Roja. "Por motivos obvios no podré coincidir con ellas, pero me gustaría que coincidiéramos en alguna ciudad para pasar a saludar a las chicas y darlas todos los ánimos posibles", dice. "Ojalá mi último partido no sea la final porque signifique que España sea una de las dos candidatas al título", sueña en voz alta.
Sí a la tecnología, No al spray
Marisa Villa y el resto de árbitros y asistentes que están en la Eurocopa estuvieron en Nyon a principios de junio para pasar las últimas pruebas físicas y poner en común los diferentes criterios con Pierluigi Collina, jefe de arbitraje de la UEFA. "Nos han incidido mucho en conocer cómo juega cada selección y a sus jugadoras", desvela.
Cuestionada sobre temas a debate como la tecnología, el juez de área o el uso del spray, Marisa se muestra tajante: "Estoy a favor de usar la tecnología si el fútbol la demanda, pero sólo para comprobar si un balón ha entrado o no en un gol fantasma, no para rearbitrar una jugada o un penalti. Hay jugadas que por más que veamos mil veces por televisión, no llegamos a tener claro qué ha pasado", cuenta. "El juez de área me parece muy válido y muestra de ellos es que desde que se utiliza hay menos jugadas conflictivas en el área. No pienso lo mismo del spray, pues creo que el árbitro tiene que tener la libertad y autoridad para hacerse valer con los jugadores".
Noticia e imagen:http://www.marca.com/
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