El primer árbitro español de la historia de los Mundiales
Fue el primer árbitro español en formar parte de un Mundial.
Estuvo como asistente en cuatro partidos de Italia 1934.
Su carrera en el fútbol fue mucho más allá del arbitraje.
¿Se imaginan ustedes que en la actualidad un excolegiado internacional y expresidente del Comité Nacional de Árbitros se convirtiera en seleccionador español de fútbol? ¿De cuánta magnitud sería el jaleo que se montarían? Imposible de calcular, pero habría polémica y opiniones, juicios y sentencias durante meses.
Lo cierto es que esto ahora sería imposible aquí en España, cuesta muchísimo pensar en Mateu Lahoz, por ejemplo, como seleccionador español. Sin embargo, hace más de 60 años, sí hubo un trencilla que una vez abandonado el silbato, se sentó en el banquillo nacional para dirigir a la selección española. Fue Pedro Escartín, que ha pasado a la historia por muchas cosas y también por ser el primer árbitro español en unos Mundiales de fútbol. Escartín participó, como asistente, en cuatro encuentros del Mundial de Italia 1934, cita muy cuestionada precisamente por los arbitrajes tendenciosos a favor de la escuadra italiana. Mussolini pesaba lo suyo y España lo probó en sus carnes. Más allá de eso, con Escartín se abrió el camino que después recorrieron muchos colegiados en los 80 años que han transcurrido desde el torneo de Italia al Mundial de Brasil que hoy jueves 12 de junio da comienzo.
Italia fue el debut mundialista del arbitraje español, encarnado en la figura de Escartín, quien antes ya había tomado contacto con las grandes citas internacionales como árbitro en los Juegos Olímpicos de 1928. Al arbitraje había llegado Escartín tras colgar las botas como futbolista. Decía su propio hijo que no había sido un virtuoso con los pies, quizá entonces lo único que no se le dio bien al polifacético madrileño, que además de árbitro y seleccionador fue periodista desde su juventud.
Retirado del arbitraje en 1948, con 847 partidos oficiales dirigidos, fue turno de pasarse a los despachos. Como legado entonces, además de esa cifra casi milenaria de encuentros arbitrados, dejó Reglamento del Fútbol Asociación (1941) una de las obras de cabecera para cualquiera de la época que se quisiera acercar al más llamado entonces balompié.
En los despachos estuvo de presidente del Colegio Nacional de Árbitros desde ese 1948 hasta 1951. En 1952 comenzó su primera etapa como seleccionador nacional, cogiendo el testigo del mítico Ricardo Zamoray afrontando una complicada etapa, pues España venía de ser cuarta en el Mundial de Brasil 1950, pero requería a gritos un relevo generacional.
Dicen de Escartín que jamás se dejó llevar como seleccionador por la historia, los nombres y el favoritismo, y por ello no dudó en prescindir de un Zarra lesionado y venido a menos después de la competición brasileña. Tampoco fue muy amigo de aguantar presiones ni polémicas en esa primera etapa en el banquillo español, donde ejercía su labor sin recibir remuneración. Por eso y con la renovación de la selección encaminada, abandonó el puesto en 1953.
Escartín, que durante 27 años fue miembro del Comité Disciplinario de la FIFA, todavía dispuso asi una década después la ocasión de volver a estar a los mandos de la España de fútbol. Igual aquí, tampoco se dejó llevar por sentimentalismos ni le tembló la mano, un carácter forjado en sus días como juez de fútbol. Y fue fiel a su palabra cuando dijo que su papel con España terminaría el 31 de diciembre del mismo año en el que volvía al cargo, esto es, 1961. Llegados a ese momento, Escartín se apartó, a pesar de los intentos de convencerle, dejando a España clasificada para el Mundial de Chile 1962.
Desde esa fecha, Escartín se dedicó a pasear su pluma literaria por diversas publicaciones, entre las que se encuentra el Heraldo de Madrid o el diario Marca. Una profesión, la de periodista, que no dejó de cultivar desde que la iniciara en la juventud y que siempre compaginó con sus distintas ocupaciones, ya fuera de árbitro o entrenador
En España, el legado de su figura es bastante conocido por generaciones pasadas más que por las presentes. Fallecido el 21 de mayo de 1998 a los 96 años de edad, Escartín ha sido reconocido con el nombre de un estadio en Guadalajara y con un elemento que quizá, si ustedes pasean por los aledaños del Bernabéu, hayan visto en alguna ocasión pero quizá no supieran a quién pertencía: el busto en bronce de Pedro Escartín.
Noticia e imagen: http://www.zoomnews.es/
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