Néstor Pitana un arbitro de futbol nominado a Misionero del Año
Néstor Pitana se consagró en el arbitraje y dirigió en el último Mundial de fútbol, pero no se olvida de sus orígenes y reafirma: “Me gusta estar embarrado con tierra colorada”.
Probablemente, llegar desde Corpus, su ciudad natal, al Maracaná de Río de Janeiro fue uno de sus sueños. Quizás se imaginaba como jugador en uno de los equipos y no en el arbitraje. “Cuando jugaba en el patio de mi casa con mi hermano, pateábamos penales y le rompíamos las plantas a los vecinos o a mi mamá. Decíamos 'vos sos tal selección y yo tal otra', pero nada más que eso”, recordó el árbitro, de 39 años y nominado para El Misionero del Año.
Jugó al fútbol en varios equipos de Misiones y Corrientes, pero después decidió, sin salir de la cancha, pasar a otra función. “Cuando jugaba al fútbol imaginaba jugar en algún equipo importante, pero después te das cuenta por ahí que no fuiste hecho para eso (risas) y que tal vez ese no es el camino. Pero por eso es importante cuando algo no te sale. No hay que decaer, porque quizás en otro gaje del oficio se encuentra el camino”.
En 2006 comenzó con su rápido ascenso en el arbitraje. Dirigió ese año en los torneos Argentinos A, B y C. Llegó hasta la B Nacional y en junio de 2007 debutó en Primera División. Desde el 2010 es árbitro internacional. El 15 de enero de este año lo designaron para ser el representante argentino en el Mundial de Brasil.
Entre sus muchos trabajos, Pitana participó de la película La Furia (1997) como guardia penitenciario, y tiene bien claro que “con humildad, respeto y trabajo, se consiguen cosas en la vida y en la profesión”.
“Esta es una profesión que es difícil llevar públicamente; siempre se muestran nuestros errores. Pero lo importante es siempre la familia. En algún momento te vas a jubilar y vas a dejar eso de ser árbitro, y lo que queda es la persona”, remarcó.
“Estoy agradecido de ser hijo de misioneros y de ser misionero. Sabemos lo que cuesta trascender en el plano nacional y en lo internacional. Uno tiene que sobrellevar eso con fuerza, con actitud, con ganas y más que nada con respeto y humildad hacia todos”, expresó quien en el Mundial dirigió en el Maracaná el partido de cuartos de final entre Alemania y Francia.
“Entrar a una cancha y que 40 mil personas no estén de acuerdo con tus decisiones o se acuerden de tu madre no es fácil”, bromeó el árbitro, y agregó: “Yo disfruto de la profesión todos los fines de semana y por una cuestión de que la familia está acá y por la idiosincrasia nuestra, prefiero venir durante la semana. Tengo mis amigos del barrio, del fútbol, me siento muy cómodo acá. Me gusta estar siempre embarrado con la tierra colorada”.
Sobre el final de la charla, Pitana dijo que un deseo para el 2015 sería “poder estar en la Copa América” y le agradeció a la gente “por acordarse de que soy un humilde árbitro, un hijo misionero que se pone metas y busca alcanzarlas".
Noticia e imagen: http://www.territoriodigital.com/
Probablemente, llegar desde Corpus, su ciudad natal, al Maracaná de Río de Janeiro fue uno de sus sueños. Quizás se imaginaba como jugador en uno de los equipos y no en el arbitraje. “Cuando jugaba en el patio de mi casa con mi hermano, pateábamos penales y le rompíamos las plantas a los vecinos o a mi mamá. Decíamos 'vos sos tal selección y yo tal otra', pero nada más que eso”, recordó el árbitro, de 39 años y nominado para El Misionero del Año.
Jugó al fútbol en varios equipos de Misiones y Corrientes, pero después decidió, sin salir de la cancha, pasar a otra función. “Cuando jugaba al fútbol imaginaba jugar en algún equipo importante, pero después te das cuenta por ahí que no fuiste hecho para eso (risas) y que tal vez ese no es el camino. Pero por eso es importante cuando algo no te sale. No hay que decaer, porque quizás en otro gaje del oficio se encuentra el camino”.
En 2006 comenzó con su rápido ascenso en el arbitraje. Dirigió ese año en los torneos Argentinos A, B y C. Llegó hasta la B Nacional y en junio de 2007 debutó en Primera División. Desde el 2010 es árbitro internacional. El 15 de enero de este año lo designaron para ser el representante argentino en el Mundial de Brasil.
Entre sus muchos trabajos, Pitana participó de la película La Furia (1997) como guardia penitenciario, y tiene bien claro que “con humildad, respeto y trabajo, se consiguen cosas en la vida y en la profesión”.
“Esta es una profesión que es difícil llevar públicamente; siempre se muestran nuestros errores. Pero lo importante es siempre la familia. En algún momento te vas a jubilar y vas a dejar eso de ser árbitro, y lo que queda es la persona”, remarcó.
“Estoy agradecido de ser hijo de misioneros y de ser misionero. Sabemos lo que cuesta trascender en el plano nacional y en lo internacional. Uno tiene que sobrellevar eso con fuerza, con actitud, con ganas y más que nada con respeto y humildad hacia todos”, expresó quien en el Mundial dirigió en el Maracaná el partido de cuartos de final entre Alemania y Francia.
“Entrar a una cancha y que 40 mil personas no estén de acuerdo con tus decisiones o se acuerden de tu madre no es fácil”, bromeó el árbitro, y agregó: “Yo disfruto de la profesión todos los fines de semana y por una cuestión de que la familia está acá y por la idiosincrasia nuestra, prefiero venir durante la semana. Tengo mis amigos del barrio, del fútbol, me siento muy cómodo acá. Me gusta estar siempre embarrado con la tierra colorada”.
Sobre el final de la charla, Pitana dijo que un deseo para el 2015 sería “poder estar en la Copa América” y le agradeció a la gente “por acordarse de que soy un humilde árbitro, un hijo misionero que se pone metas y busca alcanzarlas".
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