Águeda Rodríguez: "Los machistas no me quitarán la ilusión"

El machismo es una lacra que perdura en el tiempo y que tiene en el fútbol un foco donde se manifiesta semana tras semana. Los incidentes de violencia sexista se han sucedido en las últimas fechas en terrenos de juego de Cádiz, Melilla o Granada. Y ahora con una menor de edad como diana.

El último capítulo negro del que nos toca escribir tuvo lugar el pasado domingo en Armilla, un pueblo de 23.000 habitantes situado a sólo cuatro kilómetros de Granada. El Arenas de Armilla y el Numancia se enfrentaban en un partido correspondiente a la Copa Centenario Senior de la Federación Andaluza, duelo que acabó con victoria visitante por 1-2 y con la árbitro de la contienda insultada, agredida y asustada.

Águeda Rodríguez tiene 17 años y decidió ser árbitro hace dos al no recuperarse bien de una rotura del cruzado y el menisco de la rodilla derecha. "El fútbol es todo para mí y lo vi una buena manera de seguir vinculada a él", afirma la protagonista a MARCA.
Sabe que su figura es la más cuestionada sobre el verde y, desgraciadamente, asume que será foco de improperios allá por donde vaya. "Una se acostumbra a hacer oídos sordos a los insultos que recibe desde dentro o fuera del campo", afirma. Hasta el domingo.
Era la primera vez que Águeda arbitraba en el estadio, donde la conocían de su época como futbolista. "Soy muy crítica siempre con mis actuaciones y, sinceramente, creo que hice un buen partido.Por eso no entendí la hostilidad del equipo local y la que se montó durante y después del partido", asegura.

En el choque tuvo que expulsar al técnico local por, como refleja el acta, proferirla insultos graves: 'Te estamos grabando. Te vas a enterar, zorra'. Desde la grada se caldeó el ambiente y los escarnios se multiplicaron sin cesar: 'Eres una hija de puta. Solo vales para limpiar lavabos'. 'Está comprobado que sólo sabes comer pollas' o 'eres una gorda que no mueves el culo' son algunas de las frases que recoge Águeda en el anexo que escribió tras dejar el estadio.

Vejaciones

"Me empujaron contra la pared del túnel cuando intentaba acceder al vestuario. Me tuvieron que ayudar a abandonar el campo los asistentes y mi madre, que también se llevó lo suyo por pedir respeto hacia mi persona durante el partido", cuenta.
"Pasé un mal trago. Tuve miedo. Cuando entré en mi vestuario no dejaban de aporrear la puerta, así que eché el pestillo, acabé el acta con lo básico y salí de allí a toda prisa", continúa.
Siguiendo la hoja de ruta estipulada para estos casos, Águeda puso los hechos en conocimiento de la RFAF, cuyo presidente, Eduardo Herrera, la llamó para tranquilizarla y mostrarla todo su apoyo. Posteriormente, ha sido el Sindicato de Árbitros el que ha denunciado el incidente al Comité Antiviolencia y al Defensor del Menor.

Insultos desde el anonimato

"No entiendo que desde el Arenas de Armilla sigan negando los hechos cuando había tantos testigos. Ni de las madres de las jugadoras que me insultaron cuando sabían que yo había sido futbolista como sus hijas.Tampoco a la gente que me insulta a través de las redes sociales sin conocerme de nada. Lo estoy pasando mal, pero todos esos machistas no van a conseguir quitarme la ilusión por el arbitraje y por el fútbol", sentencia Águeda.
"Solo quiero que se haga justicia con todos los que se pasaron de la raya. Y que no se repita más. Si haciendo público mi caso se puede evitar otro me doy por satisfecha", añade.
Los 27 euros que Águeda cobró por arbitrar el domingo no es dinero suficiente que pague lo que tuvo que vivir. Un escarnio más de los que cada fin de semana sufren muchos árbitros. Muchos de ellos menores de edad y mujeres, que se ven desamparadas. "Y lo que nos queda...", suspira la protagonista. Que no sea así.

Noticia e imagen: http://www.marca.com/

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