Órganos sancionadores

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Creo, muy sinceramente, que andamos algo cojos a la hora de aplicar medidas disciplinarias en el fútbol español. Ya que en otros países vemos menos agresividad en los terrenos de juego, debido a que son muchos ojos los que confluyen en cada jugada, tantos como cámaras hay ofreciendo los partidos en directo, o en su defecto, grabándolos para extraer los correspondientes reportajes.

En el fútbol español el árbitro, al finalizar el encuentro, redacta un acta donde se refleja el resultado, los goles, los cambios, y las incidencias, además de las tarjetas que el colegiado ha mostrado y el motivo por el que lo ha hecho. Este último apartado es el que analiza el Comité de Competición, tras el tiempo que han tenido las partes interesadas para presentar alegaciones a las tarjetas recibidas durante el partido. Dicho comité es el que sanciona, a la vez que permite que el afectado pueda entrar en segunda instancia, mediante un recurso que posteriormente analizará exhaustivamente el Comité de Apelación. Y hasta ahí el recorrido dentro de la instancia federativa, pero no es el final del circuito deportivo, ya que en este ámbito aún es posible presentar un recurso al TAD, el Tribunal Administrativo del Deporte, órgano disciplinario que depende del Consejo Superior de Deportes, y que resuelve en última instancia dentro del ámbito deportivo.

Lo expuesto hasta aquí, en este artículo, está muy bien, y estoy de acuerdo en todo el recorrido y en la manera de proceder, tanto en la forma como en el fondo. Pero, hoy en día, me parece absolutamente insuficiente, porque todo ello depende, única y exclusivamente, de lo que el árbitro y sus asistentes ven, y reflejan en el acta tras los encuentros. Lo relatado hasta ahora está muy bien como una parte del todo, pero no como el todo. Y en el fútbol español, lo escrito es el todo.

Es, a mi modo de ver, muy necesario que en nuestro fútbol se actúe de oficio, como se actúa en otras grandes ligas. Si nuestra liga quiere superar a la Premier, y si ya la ha superado, quiere sacarle más ventaja, debe aplicar lo que los ingleses aplican. El fútbol británico sanciona según el árbitro refleja en el acta, y según su organismo disciplinario ha podido ver en las imágenes televisivas de un encuentro, aunque el árbitro y sus asistentes no lo hayan visto, por lo tanto, aunque no esté reflejado en el acta. Ellos sí entran de oficio cada vez que lo consideran necesario, en beneficio de su fútbol y de la limpieza del mismo.

Tenemos muchos ejemplos de lo relatado. Hace tiempo, la Federación Inglesa de Fútbol, sancionó con tres partidos a Diego Costa, jugador del Chelsea, por pisar deliberadamente y con riesgo de grave lesión a Emre Can, jugador del Liverpool, en un partido de la Capital One Cup. En esa jugada Diego Costa ni siquiera vio la tarjeta amarilla, porque al árbitro y a sus asistentes se les escapó la acción. El primer partido de sanción lo tuvo que cumplir Costa en un encuentro en el que el Chelsea, ante el Manchester City, se jugaba parte de sus aspiraciones de conseguir el título de la Premier League. Una vez más, y debiéramos tomar ejemplo de ello, la FA dejó constancia de su carácter inflexible a la hora de sancionar la violencia en su fútbol, aunque esta escape a la visión de los árbitros durante el partido. Si aplicáramos está forma de proceder, seguro que seriamos más justos, y nuestro fútbol más limpio. Ya que el jugador violento, no tendría bastante con esquivar la visión de los árbitros en un encuentro; y una vez sancionado de oficio, no volvería a incurrir en el error de creer que lo que el árbitro no ve, es como si no hubiese pasado.

Artículo escrito por Felix Monclus en el Diario Marca

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