‘No anulé ningún gol al Abuelo’: Mundial 86
Hay hombres que intentan aprovechar las oportunidades que les da la vida. El árbitro colombiano, Jesús Díaz Palacios se sintió bendecido cuando le otorgaron el partido México-Alemania de los cuartos de final en 1986.
Por aquel tiempo tan
exultante, el país vibraba porque el Tricolor estaba en el umbral de la
historia y viajaba a Monterrey para definir su futuro. Ahí le esperaría una
temperatura de 39 grados centígrados, “recuerdo un calor desesperante pero al
mismo tiempo, dos equipos que entregaron todo. A la vuelta de los años me
siento dichoso por lo que viví en ese Mundial aunque debo decir que creo fue
mejor el de 1970”, asegura Chucho Díaz desde Barranquilla a Excélsior.
Entonces, Jesús Díaz
Palacios se convertiría en el villano. Anuló un gol al Abuelo. Hugo Sánchez
diría que México perdió por el arquero alemán Schumacher y por el árbitro.
“En esa jugada hubo
un empujón contra el defensa Andreas Brehme que no le permitió ir por el balón,
y esa situación la aprovechó Cruz para hacer el gol. No anulé ningún gol, pité
mucho antes de que metieran la pelota, los alemanes se frenaron en seco”,
recuerda Díaz.
La recta final del
Mundial fue complicada para Díaz, que tuvo conflictos en el aeropuerto de
Monterrey. En el avión de vuelta a la Ciudad de México se percataron de su
presencia. “Llevaba mi saco con el parche de referí FIFA y varias personas
alcoholizadas comenzaron a gritarme que me bajara. Uno de ellos vino hasta mi
asiento y me encaró con insultos. Me contuve realmente, porque tengo muchos
amigos mexicanos, sentía afinidad con la cultura de su país y decidí ir a la
cabina para pedir que se bajara él. Finalmente se resolvió y viajé en otra
cabina. Cuando iba a algún sitio me hacían cánticos y me pedían que me fuera.
Algunos insinuaban que me dieron plata. Me daba rabia, más no temor porque
sabía que era parte de la calentura, más no temí por mi vida”, relata.
Lo que acepta que
recibió, en tono de broma, eran 100 dólares diarios como viáticos que le daba
la comisión de árbitros.
Lo cierto es que el
partido donde Alemania eliminó a México en penales fue un derroche de patadas y
poca técnica. Más músculo que imaginación.
“A pesar de todo no
lo veo así. Para mí fue un juego intenso en donde los dos equipos lucharon todo
el tiempo. No tenía nada en contra de México. Expulsé a Thomas Berthold en una
jugada en la que pocos árbitros se hubieran atrevido a enseñar una roja
directa.”
Díaz Palacios se
retiró en 1989, cuando, por órdenes del capo Pablo Escobar, asesinaron a su
amigo Álvaro Ortega por incidir en un resultado en un partido de la liga
colombiana favoreciendo a la América de Cali sobre los Millonarios de Medellín.
“Siempre he dicho
que en aquella ocasión no mataron a un árbitro, sino a dos. Ortega había sido
entrenado por mí, lo había sacado del colegio de árbitros de Barranquilla y
tenía mucho futuro”, refiere.
“Contaba yo con 34
años y era el mejor silbante de Colombia. En señal de protesta puse mi renuncia
en la mesa y me olvidé del futbol”. Chucho Díaz tuvo tres hijos y tras el
retiro de las canchas se dedicó a ser visitador médico de un laboratorio farmacéutico.
Noticia e imagen: http://www.excelsior.com.mx/
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