Alba Rodríguez: "Una madre me gritó que me fuera a fregar"
Alba Rodríguez tiene 21 años y, a primera
vista, parece una joven coqueta y muy femenina, algo que choca cuando
explica que una de sus grandes pasiones es el fútbol y que trabaja,
desde hace más de tres años, como árbitro. “Siempre que lo digo, la gente
se sorprende muchísimo”, cuenta entre risas.
Según Rodríguez, la gente relaciona este deporte
con un carácter y una apariencia muy masculina porque,
el fútbol en sí, es un mundo de hombres y a la gente “le cuesta concebirlo
de otra manera”. Pero para ella no solamente ha sido difícil romper con los tópicos
y convencionalismos. Sus padres no entendieron al principio su decisión y,
además, ha tenido que enfrentarse a situaciones muy duras por el
hecho de ser mujer.
“Me han insultado y me han dicho cosas
terribles, desde una madre que me gritó que me fuera a fregar porque era
lo único que haría bien o que deje de comer tantos pitos”, cuenta y añade que
es típico que la critiquen por ser chica: "Lo más frustrante es
que piensen que por ser mujer no sé de fútbol", asegura.
PADRES
IRRESPETUOSOS
Sin embargo Rodríguez dice está más que acostumbrada y
que, por suerte, una vez se mete en el juego no escucha ni la mitad de los
gritos que llegan desde las gradas. Otras compañeras suyas sí se han
visto muy afectadas y lo han dejado por no ser capaces de aguantarlo.
“Los padres no son conscientes de que no solamente le
faltan el respeto a una chica, sino a la autoridad que representa el
árbitro y también al juego y a sus jugadores, que son sus hijos”, y añade
que lo peor de todo es que a los niños “se les acaba metiendo en la cabeza lo
que oyen partido tras partido”.
VALORES
APRENDIDOS
Rodríguez empezó a arbitrar partidos de fútbol
7, donde los niños no tienen más de 12 años. “Notas su inocencia, les
da igual que seas chico o chica, sólo quieren jugar”. A medida que la
Federación de Fútbol la subía de categoría, las situaciones que tenía que
soportar iban a peor: “ya no eran sólo los padres. Los jugadores también
te insultan y no respetan tu autoridad… sé que si fuera un hombre no sería
así”, se lamenta.
“Soy quien marca las reglas en el campo, tengo
que demostrar seguridad desde el primer momento”, explica. “Solo un
instante de debilidad y, para mí, acaba el partido”. Esta parte es algo
que la entristece: “no puedes empatizar, tienes que ponerte una coraza para
que nada te afecte y te tomen en serio”, dice pero añade que esta experiencia
también le ha aportado mucho a nivel personal: “Este trabajo te enseña a
mostrar firmeza, a no dudar y ser capaz de reaccionar y tomar decisiones
rápidas”.
Rodríguez se ha planteado dejar su trabajo en
más de una ocasión porque ve que su carrera está estancada por su género.
Pero se niega a tirar la toalla. “Si lo dejo les estaría dando la razón,
que por ser mujer no valgo para esto, que soy el sexo débil y no
es así”
Noticia e imagen: http://www.elperiodico.com/
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