¿Por qué un árbitro cobra menos en el fútbol femenino?
Un colegiado de Segunda Nacional femenina cobra por partido cinco veces
menos que cuando dirige uno correspondiente a Segunda B masculina.
Las dos velocidades del fútbol: de las autopistas del masculino a
las carreteras por las que transita el femenino. Para algunos, las
comparaciones son tan odiosas como sonrojantes y, en este caso, los honorarios
arbitrales los dejan completamente en evidencia. El Dépor acaba de debutar
frente al Oviedo en Segunda Nacional femenina. El árbitro, el coruñés
Espasandín Cores, cobró 32,56 euros, cinco veces menos que en la categoría a la
que está asignado, la Segunda B. A uno de Tercera le pagan 121 euros por
partido (casi cuatro veces más). Para encontrar una división masculina en la
que los colegiados reciban una cantidad similar a esta de plata femenina hay
que bucear en el fútbol base: por uno de Liga Autonómica Juvenil -donde en el
grupo de A Coruña juegan la Unión Sportiva, el Olímpico, o el Maravillas, entre
otros- el árbitro ingresa 16 euros, así que necesita solo dos de estos para
recibir una cantidad similar a la de la categoría en la que juega el Deportivo.
Los honorarios arbitrales están establecidos por la Federación
Española. En categoría nacional, como es el caso del partido celebrado el
domingo en Arteixo, estas cantidades están marcadas directamente por la
institución que preside Ángel Villar. Si el encuentro corresponde a categoría
autonómica, de Preferente hacia abajo, desde Madrid se señalan unos mínimos y
cada territorial estipula la cantidad final.
Esta temporada se ha decidido que los partidos de categoría nacional de
fútbol femenino sean dirigidos preferentemente por árbitras de categoría
nacional o autonómica. Además, estas corresponderán al mismo Comité o
Delegación que los clubes locatarios, en un claro afán por abaratar costes. En
Galicia se cuentan con los dedos de una mano el número de colegiadas que
cumplen estos requisitos. En el caso de A Coruña, solo hay una y se encontraba
fuera. Por eso, para el Dépor-Oviedo fue designado un hombre que habitualmente
pita en Segunda B. Según la tabla de honorarios, en esta categoría le corresponden
167 euros por partido (dietas aparte), por lo que debe enlazar cinco de Segunda
Nacional para ganar lo que le pagan por uno de Segunda B. También es cierto que
en esta división dirige una vez cada tres semanas, pero con solo tres jornadas
(según la tarifa actual, ganaría 501 euros), ya compensaría las trece que el
Deportivo jugará como local en la liga regular (según la tarifa actual, 416
euros).
Esta situación merece una reflexión por parte de las instituciones,
según subrayó la presidenta de Mudega (Mulleres Deportistas Galegas), Pili
Neira. Tras declararse sorprendida por estas diferencias, añadió: «Es una
muestra de que la Federación Española de Fútbol no nos respeta. Vende tener
fútbol femenino, pero no piensan en ofrecerle el trato que nos merecemos.
Seguimos en un segundo escalón».
El presidente del Comité Gallego de Árbitros, Bernardino González
Vázquez, puso el acento en las «muy modestas» -subraya- cantidades que se
cobran en Galicia por arbitrar, «pero los árbitros no ponemos las tarifas y,
además, comprendemos la situación de muchos clubes», explica. «En este contexto
-reconoce-, sería deseable que el fútbol femenino se acercase más al masculino,
aunque por ahora no arrastra la atención que se le presta a este», apunta.
Noticia e imagen: La Voz de Galicia
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