Bundesliga: ¿presión insoportable para los árbitros?
Aunque la presión sobre los árbitros de fútbol en Alemania es cada vez
mayor, ellos no están dispuestos a asumirla en silencio sin dar la batalla por
un mejor reconocimiento a las dificultades de su trabajo en la cancha.
Marija Kurtes, la mejor árbitro alemana en el 2014, decidió tirar la
toalla y no pitar nunca más. ¿La razón? “En el fútbol no hay una cultura del
error, y de nuestra profesión se exige un rendimiento que cada uno debe procurar
alcanzar de forma individual y sin apoyo. Falta transparencia y sentido de
justicia”, expone Kurtes con argumentos que son válidos también para sus
colegas hombres activos en la Bundesliga.
La árbitro dio así por terminada una carrera en la que al final no se
sintió cobijada ni por la Federación Alemana de Fútbol (DFB), ni por la FIFA,
ni por la UEFA, en especial tras el grave error que la hizo famosa. Kurtes, en
un partido femenino Sub19 entre Inglaterra y Noruega, clasificatorio a la
Eurocopa, se equivocó al conceder un tiro libre en vez de repetir un penalti,
lo cual derivó con la repetición de los últimos segundos del encuentro.
“Entonces me sentí como una prisionera”, dijo.
Alta tensión
La presión que recayó sobre Kurtes, y la forma en la que se manejó su
caso, derivó en su renuncia. En otros casos las consecuencias en Alemania han
sido más graves, pues no todos los árbitros pueden con la carga de asumir la
responsabilidad que su trabajo implica.
En noviembre 2011, por ejemplo, Babak Rafati intentó suicidarse antes
de ir a pitar el partido Colonia – Maguncia. Desde entonces el central ha
revelado detalles de la tortura sicológica en la que puede convertirse el papel
del árbitro en los estadios de la Bundesliga. “La exigencia de rendimiento es
enorme, el trabajo es un paseo por el infierno, y cuesta mucha energía mantener
a la fuerza una actitud de dureza y resistencia”, declaró a Funke-Mediengruppe.
Rafatti, quien hoy se dedica a asesorar a firmas y personas en temas
relacionados con el manejo del estrés, ha criticado abiertamente a las
directivas del fútbol alemán y la Bundesliga por la forma como pretende influir
en la independencia arbitral creando más factores de preocupación y ofreciendo
poco respaldo a las soluciones. “En lo deportivo la DFB es campeona mundial.
¿Por qué no también en el aspecto humano?” interroga públicamente.
Guerra declarada
Y es que efectivamente los árbitros en Alemania constantemente están
sometidos a grandes retos y abiertas confrontaciones. En la Bundesliga se ha
vuelto normal que los entrenadores desafíen a los jueces centrales, y se
enfrenten a ellos dentro y fuera de la cancha. Basta citar los casos de Pep
Guardiola, del Bayern, quien ha sido varias veces recriminado por no ajustarse
a las reglas, Thomas Tuchel del Dortmund por su emocionalidad en el banco, y
Jörg Schamadtke, director deportivo del Colonia, por afirmar que los silbatos
alemanes “cada día son más malos”.
Recientemente el tema de respeto a los árbitros generó un fuerte debate
en Alemania luego de que el entrenador del Leverkusen Roger Schmidt se negará a
acatar las órdenes del silbato, que lo había expulsado. El partido tuvo que ser
suspendido durante largos minutos y Schmidt recibiría a la postre una sanción
de tres partidos. “No es posible que lleguemos al punto en el que el central
tenga que explicarle a un entrenador sus decisiones”, dijo Herbert Fandel, el
jefe de la comisión arbitral de la DFB, quien también calificó la situación
como un conflicto innecesario.
En el fútbol base es aún peor
Y cuando algo así sucede en la Bundesliga, donde todo está muy bien
organizado, estructurado, y profesionalizado, es posible hacerse a una idea de
cuán problemático es el tema en las divisiones inferiores y del fútbol
aficionado.
Los árbitros que pitan en esas divisiones han reportado en Alemania
amenazas de muerte y ataques corporales al comunicar sus decisiones, así como
también constantes acciones de intimidación. De hecho, según las estadísticas a
las que tuvo acceso la cadena NDR, por estas razones se suspenden
anualmente 600 partidos en el país.
La situación se ha tornado tan complicada que en las diferentes
confederaciones regionales de fútbol se han reducido las plazas arbitrales
debido a que ya los jóvenes no quieren aspirar a ese trabajo. En Alemania cada
vez hay menos silbatos, porque como dijo a la NDR una criminóloga de
la Universidad de Tubinga, Thaya Vester, “en la cancha se olvida que se trata
de un deporte para pasar el rato libre y los partidos se vuelven asunto de vida
o muerte”. Para los árbitros en Alemania parece que no vale eso de que errar es
humano.
Artículo escrito por Daniel Martínez en DW
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