«Para ser árbitro, lo más importante es tener una personalidad fuerte»
Después de 21 años portando el silbato y poniendo orden en campos de
todo tamaño y pelaje, desde las categorías de fútbol base en las que arrancó
con 14 años hasta campos de primer nivel (en esta entrevista menciona algún que
otro histórico), David Becerril Gómez seguirá ayudando como informador, pero
cuelga las botas feliz por su extensa trayectoria arbitral, dejando atrás
penaltis, expulsiones, protestas, aplausos, recuerdos y muchos amigos, quienes
le organizaron una cena de despedida anoche, con sorpresas incluidas. «No sé
nada de lo que va a pasar», confesaba el protagonista.
¿Por qué deja el arbitraje?
El reglamento dice que en Tercera División no puedes arbitrar con 35
años, y ya los he cumplido, así que no puedo seguir. Es algo que desde que
empezamos nos enseñan y debemos tener asumido.
Su último partido fue un
Deportivo B-El Palmar de play-off, el pasado mes de mayo. ¿Cómo lo recuerda?
Recuerdo salir al campo con un cosquilleo en el estómago. En ocasiones
como esa lo que quieres es disfrutar de los 90 minutos. Es un día especial,
aunque da cierta pena.
¿Y cómo le picó el gusanillo del
arbitraje?
Mi tío Julián Vicario, que también es árbitro, me dijo que fuese al
colegio de árbitros. Allí estaba en la puerta de la escuela el delegado Jesús
Alonso, y de allí no me moví (risas).
No solo su tío, sino también su
hermano y su novia son árbitros. ¿Cómo es ver un partido entre tanto colegiado
en la familia?
Aparte de que a todos nos gusta el fútbol, por defecto profesional
estás mirando constantemente la actuación del árbitro. Y en cuanto sale una
decisión polémica, empezamos a discutirla, ‘¿cómo lo ves tú?’. Si nos cuesta
ponernos de acuerdo después de ver diez repeticiones, imagínate en directo
(risas).
Como colegiado durante 21 años habrá
tenido la oportunidad de visitar campos míticos...
Sí, sobre todo guardo un gran recuerdo del Vicente Calderón, del
antiguo San Mamés, del Carlos Tartiere, de Pasarón (Pontevedra), y también en
el Sánchez Pizjuan. Son campos con un ambiente diferente de fútbol: la gente lo
palpa, están animando todo el partido y es precioso de ver y de vivir.
Por mucho que sean noventa
minutos en todos los partidos, la presión al colegiado en las categorías más
modestas tiende a ser más directa...
Lo más difícil son los primeros años, cuando estás empezando. Primero
estás tú solo en categoría juvenil, que no tienes ni asistentes, y ahí vas solo
ante el peligro. Luego en provincial son los momentos más difíciles y
comprometedores, por la presión tan directa que se vive. Hay mucha gente que no
tiene personalidad suficiente y han tenido que dejarlo al año o dos de empezar.
Cuatro temporadas en Segunda División
B, once en Tercera... Haciendo balance, ¿cree que está satisfecho con su
historial?
Cuando entras a la escuela de árbitros, siempre ves los partidos de
Primera División y piensas ‘cómo me gustaría poder dirigir esos partidos’. Pero
según van pasando las temporadas, creo que he conseguido mi objetivo con
creces. Sobre todo me quedan los amigos, te vas a acordar de muchos campos
bonitos pero lo que voy a poder hacer a partir de ahora es visitar los amigos
que he dejado por tantos campos y tantas ciudades.
Entre ese recuerdo supongo que
ocupará un lugar especial el colegio de árbitros de Palencia, que le tiene en
una estima especial.
Me encontré un colegio con un ambiente muy bonito y creo que lo hemos
mantenido. Esto ha sido siempre una familia pueden ascender unos u otros, pero
todos estamos juntos en lo bueno y en lo malo.
Incluso se le reconoció su labor
con la mención especial de la pasada Gala del Fútbol Palentino. ¿Dónde guarda
el premio y qué supone para usted?
En mi habitación tengo todos los trofeos que me han dado durante este
tiempo. Siempre hace ilusión que la gente se acuerde de ti después de tantos
años.
Tras haberlo vivido de primera
mano, ¿cree que hay una tendencia a que impere por fin el respeto en los campos
de fútbol de este país?
Estamos avanzando poco a poco, aunque se siguen viendo agresiones.
Debemos dar la importancia que se merece a los monitores de futbol base. Hay
partidos en los que los padres están metiendo cizaña al jugador, le dicen dónde
tiene que jugar, le meten presión, insultan al árbitro... Y todo delante de sus
hijos. El niño debe divertirse, haya ganado o haya perdido. Lo importante en el
deporte es disfrutar.
¿Qué consejo daría a los
árbitros que están empezando?
Tienes que tener una personalidad muy fuerte, saber adaptarte a la situación,
y que si has cometido un error a los diez segundos debes convencer con tu
actitud a los jugadores de que no lo has cometido.
¿Qué opinas?