Blanco de las iras
No hay temporada en el fútbol de la comarca en la que no haya que
lamentar incidentes violentos. En la gran mayoría de los casos, el escenario es
un campo de fútbol. Tal y como reconocen los coordinadores deportivos, en este
deporte se percibe un mayor grado de agresividad, tanto dentro como fuera del
campo.
En octubre de 2015, al finalizar el partido de Tercera Autonómica entre
Camelle y Monte Louro, aficionados y jugadores de ambos equipos se enzarzaron
en una pelea que acabó con un jugador del Monte Louro con un corte en el pómulo
y el entrenador del Camelle con una mano rota.
Meses antes, en junio, el árbitro del partido entre Corcubión y Muxía,
de la fase de ascenso a Segunda, fue agredido por varios aficionados
visitantes. Los hechos llegaron a los tribunales tras la denuncia del colegiado
Los árbitros suelen ser el blanco de las iras de los aficionados,
jugadores y directivos. Un controvertido arbitraje de Extremadura Hernández en
un Laracha-As Pontes de marzo de 2015 acabó con la apertura de un expediente a
once futbolistas laracheses por sus críticas en las redes sociales hacia el
colegiado. Sólo unos días antes, el colegio de árbitros denunció ante el Comité
de Competición al presidente del Baíñas, Juan Silva, por las amenazas hacia un
árbitro.
La comarca tampoco escapa a episodios de racismo. En enero de 2014, el
Baio fue sancionado por los insultos de un aficionado hacia un jugador
senegalés del Flavia.
A veces, los episodios rozan el esperpento. En el año 2003, un
aficionado del Camariñas le lanzó al árbitro Rama Rama una bicicleta durante un
partido de juveniles entre los camariñáns y el Cerqueda.
Articulo escrito en La Voz de Galicia
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