“Sueño con dirigir un Mundial”


Habitualmente se dice que la carrera de árbitro de fútbol es muy ingrata, pero historias como la de Fabián Jaimes (el de la derecha de la foto) echan por tierra esa teoría. Se trata de un joven villamariense de 24 años que está atravesando un gran presente en el referato y que tiene grandes sueños de seguir creciendo.
Al respecto comenzó relatando que “hice inferiores en Alumni hasta los 18 años y cuando terminé el secundario decidí dedicarme de lleno al fútbol para ver si podía triunfar como jugador, pero como vi que esa chance no prosperaba en 2011 decidí comenzar a estudiar el Profesorado de Educación Física aquí en Villa María”.
“Allí me tocó hacer las veces de árbitro de diferentes disciplinas en algunos encuentros, lo que me encendió una chispa para pensar en ser árbitro y con ello seguir dentro de una cancha de fútbol”, contó.
Luego relató que “ese mismo año un amigo, Iván Reyna, me comentó que había comenzado el curso de árbitro con Jorge Candia. Me comuniqué con él y a mitad de año comencé a hacer el curso”.
“Rápidamente me enseñaron la regla 11, referida al fuera de juego. Al mes debuté como asistente en un partido de inferiores en Colazo y al día siguiente hice lo propio en un encuentro de Reserva en la Liga de San Francisco, en la localidad de El Arañado”, detalló y a la vez recordó entre risas: “Ese fue un día clave para mí, porque todo el partido aguanté a una persona que me insultó constantemente. Ese día me dije que, si aguantaba eso, realmente podría dirigir”.
En lo que fue la trascendencia del ámbito local, Jaimes relató que todo inició “cuando un compañero, Hermes Gigante, se fue a Buenos Aires para practicar atletismo, pero al mismo tiempo le ofrecieron realizar el curso de árbitro de AFA. Siempre seguía los partidos que le tocaban dirigir y eso me incentivó a querer hacer lo mismo”.
“Él me explicó cómo era el tema del curso y me advirtió sobre la edad, que mientras más joven hiciera el curso tendría más chances de trascender en la profesión”, sostuvo.
Fue así como “al finalizar el tercer año del Profesorado de Educación Física tomé la decisión de emprender viaje hacia la capital”.
“Fue duro convencer a mis padres, quienes querían que finalizara mis estudios aquí, pero pude convencerlos de que en un futuro iban a verse los frutos”, relató.
A continuación mencionó: “En el 2014 me fui sólo a Buenos Aires, pero Jorge Candia me consiguió donde alojarme. Sin conocerme me dieron un lugar para vivir, me atendieron muy bien y nunca tuve que pagar un peso”.
Superada la instancia de cursado, Jaimes aseguró que “lograr ser árbitro de AFA no fue nada fácil, porque una vez finalizado el curso se debe realizar un examen teórico, un físico y uno médico, todos ellos muy rigurosos y en los cuales no se podía tener ninguna falla”.
“Luego la espera para saber si quedaba, o no, se hizo muy larga porque en ese momento se produjo la crisis institucional en AFA”, contó y relató que “en mayo de este año me notificaron que quedé como árbitro de AFA y en ese momento me tuve que instalar definitivamente en Buenos Aires”.
Con el contrato asegurado, manifestó: “Los primeros meses dirigí infantiles, pero lo más lindo fue cuando el 10 de octubre me tocó ser segundo asistente en un partido en la Primera D entre Juventud Unida y Puerto Nuevo”.
Recordó con alegría que “una vez Marcelo Villagra me dijo que el mejor espectador de un partido de fútbol es el árbitro, porque está disfrutando el espectáculo bien de adentro. Así como él, todos en AVAF me viven dando muchos consejos y por eso, además de grandes árbitros, los considero grandes personas”.
En cuanto a sus sueños personales dentro de la profesión arbitral, confesó: “Tengo muchos, pero quiero ir paso a paso”.
“El primero es llegar a dirigir en Primera División y después ser internacional. Sueño con dirigir un Mundial”, anheló.
 “Disfruto ser juez de línea para asistir al juez principal y aspiro a llegar a los más alto con el banderín. Las responsabilidades entre un árbitro y un asistente son diferentes, pero ambas pueden influir de la misma manera”, analizó.
En la parte final de la entrevista, pero no la menos importante, destacó: “Siempre tengo el apoyo de mi familia, que está firme al pie del cañón tanto en lo económico como en lo afectivo. Mi novia y mis cuñados también siempre están en cada detalle para hacerme sentir menos la distancia que hay entre Buenos Aires y Villa María”.
“Su apoyo y su aliento, así como lo hacen desde la AVAF, son fundamentales para mí”, redondeó.

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