Combinar silbatos y cuchillos


Kevin Giménez, de 22 años, es referí. Sin embargo, su trabajo en una carnicería de Trelew (Argentina) le complicaba los horarios para arbitrar y optó por dejar el referato en mayo del año pasado. Tras reconsiderarlo, prepara su regreso a las canchas de la Liga del Valle en este semestre. "Antes no podía combinar ambas cosas. Ahora, siento que puedo hacerlo. El arbitraje es una pasión.  Y las pasiones no se encienden y se apagan", dijo.
Según cuenta, se disponían a jugar Independiente y Guillermo Brown, un partido de Reserva de la Liga del Valle, allá por el 2014. El silbatazo inicial se demoró. El árbitro del encuentro arribó al Nacional 72 con quince minutos de retraso, con el cuchillo ensangrentado en una mano y el delantal salpicado de grasa en la otra.
En la carnicería donde trabaja surgió el imprevisto que forzó el atraso del encuentro. Esa es una de las tantas anécdotas de Kevin Giménez, el referí carnicero de la Liga del Valle. La carga laboral lo sofocó.
“Quiero volver a dirigir. El arbitraje es una pasión que solo los locos entendemos. Es algo que no se explica con palabras. Es una sensación única estar en un campo de juego dirigiendo”, expresó Giménez.
“Arranqué a los 16 en las ligas barriales, de la mano de Juan Carlos Ojeda. Luego, pasé al fútbol oficial. Es más esperable que un adolescente juegue y no que dirija. De hecho, jugué en Gaiman FC. Pero el arbitraje pudo más”, expresó. “Estoy tratando de acomodar los horarios. Trabajo de lunes a viernes de 7:30 a 13 y de 17 a 21:30. Y también los sábados. Deseo volver y quiero retomar en Inferiores o Infantiles”, comentó.
Este es un nuevo reto en la vida de Jiménez, a la altura de distintos desafíos que se fueron presentando a lo largo de sus dos décadas de vida.
“A mi mamá María, que me crió sola, le agradezco mucho por todo. Y también a mi padrastro Carlos, que hizo lo suyo también. No me quiero olvidar de mi hijo León, por quien me esfuerzo y trabajo para que no le falte nada en la mesa. No me quiero olvidar de agradecer a la AANECH y a mis compañeros de la carnicería. Por ellos y por mí, volveré”, remató. Kevin Giménez anhela un nuevo pitido inicial. Pretende volver a sentir esas cosas del corazón que la razón no comprende. Aspira a poder volver a vencer los obstáculos que bloquean el desarrollo de la pasión. De eso se trata vivir, al fin y al cabo. De luchar por ser feliz.
Noticia e imagen: Diario Jornada

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