Árbitro, por herencia
El joven argentino Pedro Posattinim, habla de la elección de una profesión
que de pura vocación heredó de su padre.
“Tengo 27 años y fue mi querido padre, que de a poco me fue
adentrando en el mundo del refertado el también detentó esta noble actividad
dentro del fútbol. Se llama, Roberto Eduardo. Quien llegado el momento, me
preguntó si quería acompañarlo a la reunión de árbitros y fijarme si me gustaba
o no, y así ganarme algunos pesitos. Por lo cual accedí, y desde ahí empecé a
ir también a los entrenamientos, y realicé el curso de Arbitro Provincial con el
Instructor Nacional Oscar Alegre, el cual apreció mucho y le estoy eternamente
agradecido por el compromiso, apoyo, dedicación e interés que ha tenido hacia
mi persona en cuanto a la enseñanza arbitral y a sus consejos de la
vida”.
Por la experiencia de su papá,
antes de decidirse por el referato, ¿qué aspectos sopesó?
“En un primer momento vi esto como una entrada económica para mis
gastos propios y nada más, pero después con el pasar del tiempo me di
cuenta que ser el Juez, La Autoridad Máxima del Juego me empezó a gustar de una
manera atrapante e inquietante, y ya no lo hacía por plata, sentía un
sentimiento más profundo por dentro como agradable, fuerte y enérgico;
era más una pasión que otra cosa”.
Es casi imposible que un
árbitro, antes de serlo, no haya pateado una pelota. En su caso, ¿cómo ha sido
ese cambio de rol?
“Llevo en esto aproximadamente ya 11 años de experiencia como Árbitro
de Fútbol y 16 años siendo jugador, debido a que siempre estuve jugando a la
pelota desde chiquito, he tenido la suerte de participar varios campeonatos de
fútbol y de clubes en varias provincias, siempre me gustó este lindo deporte
que amamos todos los argentinos y que nos deja un sentimiento muy lindo al
disfrutarlo. He participado como réferi en varios partidos importantes y
picantes en este transcurso de tiempo, los cuales me han dejado una linda
experiencia y desagradables también, debido a que nosotros, La Justicia del
Juego, nunca terminamos de conformar a nadie, porque todos quieren ganar, y si
no ganan, la culpa mayormente cae en nosotros”.
¿Cómo se logra el equilibrio,
para que no lo recuerden, solo quienes bajo su arbitraje ganaron?
“Es una labor muy difícil pero para esto hay que ser valiente, seguro y
tranquilo, para poder mantener los conceptos claros y así poder aplicar
correctamente El Reglamento de Juego. Tampoco se basa en ser 100% estricto en
esto, muchas ocasiones y dependiendo de la acción de juego y de la psicología
del partido, se usa muchas veces el famoso “sentido de común” en cuanto a
determinar algún fallo arbitral. Siempre se intenta ser los más justo posible
para ambos clubes, pero sinceramente no somos perfectos, por ende, siempre
vamos a cometer errores; lo que se trata es minimizar lo más posible dichos
errores.
En esta profesión se comparten muchos momentos lindos con los
compañeros, nos ayudamos entre todos y aprendemos cosas diferentes de cada
uno”.
Algún episodio
extraño recuerda en los primeros encuentros, en donde la rebeldía
de nervios resulta complicado dominarla.
“Mi debut como Arbitro de Primera fue a los 21 años cumplidos y me dejó
una marca ese partido, jugaron Ferro vs Vial en cancha de Defensores del
Carmen. Sucedió algo insólito, ya con los nervios que sentía por arbitrar, me
paso algo inesperado. Realicé un bote a tierra (pique) aproximadamente en la
mitad de la cancha; en el cual uno de los equipos por Fair Play (Juego Limpio)
tenía que cederle la pelota al otro equipo y este directamente patio al arco
para dársela al arquero contrario pero uno de sus compañeros corrió en busca de
la pelota y terminó en gol. Se armó un tumulto entre jugadores por la acción
desleal del adversario. Y luego de este conflicto, el Director Técnico de Ferro
les dijo a sus jugadores que se dejaran hacer el gol, hago el pitido para que
saquen de la mitad de cancha y en eso uno de los jugadores de Vial pasaba
caminando con el dominio de la pelota esquivando a los de Ferro; en lo cual uno
de ellos se la quita y patea el balón hacia un lateral del terreno del juego,
lo cual hace que su Técnico se levantara del Banco y le gritara a viva voz:
“Deja que hagan el gol, no seas boludo”. Dicho esto proceden a sacar el
lateral, y nuevamente uno de ellos, fue caminando hacia el arco con la pelota
en sus pies y patio haciendo el gol del empate. Y de esta forma el partido
comenzó por así decirlo de cero. En este partido me acompañaron como Árbitros
Asistentes: Rubén Ramírez y Juan Navarro (actualmente ya no se encuentran en esta
actividad).”
A nivel nacional, ¿cuál ha
sido la vivencia recogida?
“Mi primer partido a Nivel Nacional fue como Arbitro Asistente en el
año 2010 junto con David Rogel de Río Gallegos (como Arbitro Principal) y Pablo
Sueldo de Piedra Buena (Arbitro Asistente), en la localidad de Madryn,
Provincia de Chubut. Esa fue la primera vez que sentí lo que es participar y
valorar estos encuentros importantes. Y desde ahí, comencé a formar parte
de la Lista de Merito de Arbitros de Río Gallegos para impartir justicia en
partidos nacionales del Federal C y Federal B.
En el orden nacional, por
capacidad y personalidad, ¿quién se destaca, Pedro?
“En realidad, son varios que a mi entender están en la misma
línea. Pero, me inclino por el misionero Néstor Pittana”.
Entrevista completa e imagen: Tiempo Sur
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