El origen del árbitro: el football es un juego de caballeros o hace falta un juez
Investigando, sobre el “nacimiento” de la figura del árbitro en el fútbol, he encontrado un maravilloso reportaje histórico que a continuación voy a intentar resumir:
Al principio, se presuponía la honradez y caballerosidad de los
jugadores para ponerse de acuerdo entre ellos y por lo tanto no había nadie que
arbitrara. Más tarde, se vería que algunas veces había dudas en la
interpretación de las reglas y aparecieron los umpires (ampáyeres), que
eran una especie de “delegados”, uno por cada equipo, colocados detrás de cada
portería, y que decidían juntos en caso de dudas.
Cada umpire se colocaba detrás de la portería contraria al
equipo al que representaba y su principal función era ir constatando que se
había producido gol, pues era frecuente que en las líneas de gol se agolparan
muchos jugadores pateando simultáneamente el balón, unos para meterlo y otros
para sacarlo, y se debía hacer difícil saber con exactitud si había entrado o
no. Al mismo tiempo hacía de marcador, pues se encargaban de ir contabilizando
los goles. Puede ser una figura parecida a lo que actualmente son los jueces de
gol.
En cualquier caso, las decisiones sobre la aplicación de las reglas
acordadas se seguían tomando entre los jugadores y sólo en caso de no llegarse
a un acuerdo, algo excepcional, se solicitaba la presencia de los umpires en
el centro del campo para que intentasen llegar a un consenso sobre la acción
conflictiva.
La primera referencia al referee (árbitro) data de 1871, en
la Reglamentación de la FA Cup (1871), hace referencia al referee (árbitro)
como figura consultiva y fuera del terreno de juego. En su punto nº 15 decía:
“La Comisión designará dos
Umpires y un Referee para actuar en los partidos de semifinales y final. Ni
los Umpires ni el Referee deberán ser miembros de los clubes participantes y la
decisión de los Umpires será final salvo en el caso de que no concuerden,
entonces una petición será hecha al Referee, cuya decisión será final”.
Con todo ello, el orden de aplicación de las Reglas del Juego era el
siguiente:
1. Acuerdo
entre los Jugadores implicados en la acción.
2. Acuerdo
entre los Capitanes.
3. Acuerdo
entre Umpires.
4. Decisión
del Referee.
A partir de 1891, y coincidiendo con la reglamentación del penalti, el
árbitro pasa a tener toda la autoridad decisoria y los umpires se
convierten en sus jueces de línea.
Puesto que el penalti se señalaba si era expresamente solicitado por el
jugador implicado, algo que no era muy bien considerado, por entenderse como
una falta de caballerosidad y respeto hacia el rival.
Había una opinión cada vez más generalizada de que no se podía dejar
tan trascendental decisión a la voluntad de los jugadores, ni crearles esa
carga de conciencia, o sufrir reacciones externas por haber solicitado lo que,
en principio, le correspondía en justicia.
Cada vez era más complicado que desde dentro del terreno de juego se
llegue a acuerdos sobre la aplicación de las Reglas del Juego en las diferentes
acciones que se van produciendo.
Tampoco era fácil que los propios umpires llegaran a
decisiones consensuadas, por lo que cada vez resultaba más normal que se deba
recurrir a la decisión final del referee. Ya en 1889 se acordó que el referee tuviese
autoridad para dictaminar faltas sin necesidad de que fuesen solicitadas (a
favor o en contra) por los jugadores.
La regla nº 12 pasaba a ser redactada con el siguiente texto:
“Por mutuo
acuerdo de los clubes en competencia, un Referee deberá ser designado y su
tarea será decidir en todos los casos de disputa entre Umpires. Él también
guardará un informe del juego y controlará el tiempo del mismo. En caso de
comportamiento no caballeresco por parte de los contendientes deberá, en
presencia de los Umpires, amonestar a los infractores. En caso de conducta
violenta el Referee tendrá el poder para expulsarlos, trasmitiendo el nombre o
nombres al Comité de la Asociación bajo cuyo control el partido sea jugado, y
en quién sólo será investido el derecho de aceptar una disculpa.
El Referee
tendrá el poder para finalizar el juego siempre que lo considere
necesario, por falta de luz, interferencia de espectadores, o cualquier otra razón
que estime conveniente, y reportará los sucesos a la Asociación bajo cuya
jurisdicción el partido se haya jugado, la que tendrá pleno poder para tratar
el asunto.
El Referee
tendrá poder para conceder un tiro libre sin necesidad de petición en cualquier
caso donde considere la conducta de un jugador peligrosa, o presumiblemente
peligrosa.”
Pero ahora que el referee tiene plena autoridad, ¿qué pasa
con los umpires? La decisión de la IFAB es que los umpires pasen
a ser ayudantes del referee, asistiéndole en la señalización de los fuera
de banda y los fuera de juego (linesmen). Consecuencia de ello es el cambio de
su ubicación, pasando de estar en las líneas de fondo a las líneas laterales
limitadoras del terreno de juego.
La regla nº 12 se completa con el siguiente texto:
“Dos Linesmem (Jueces de Línea)
serán designados, cuyas obligaciones (sujetas a las decisiones del
Referee) serán decidir cuando el balón esté fuera de juego, y a quién
corresponderá el tiro de esquina, saque de meta o saque lateral. Cualquier
indebida interferencia por parte de un Lineman deberá ser informada por el
Referee a la Asociación Nacional a la que pertenezca, la que tendrá pleno poder
para tratar el asunto”.
La otra gran consecuencia de esta decisión es que el referee pasa
de estar fuera del terreno de juego a situarse dentro del terreno de juego,
junto a los jugadores.
Por: Manuel Granado Palma
Reportaje completo e imágenes: El Fútbol y más allá
Muy buen aporte a saber la historia .Saludos
ResponderEliminarhijo de puta
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