Políticamente es mucho más barato echarle la culpa al árbitro
Los errores de los árbitros son expuestos mediáticamente para disimular los de futbolistas y técnicos que ganan millones.
La cosa es así. El árbitro no tiene ninguna chance de equivocarse,
los jugadores sí. A Ariel Penel, el árbitro de Boca-Talleres, lo acosaron hasta
que reconoció que había cometido un error.
"Vi la jugada de Komar y era penal para Boca. Estaba mal
posicionado y vi la mano mucho más abajo. Si hubiese estado unos metros más
para el lado del córner, lo hubiese visto y cobrado", dijo con tono
culposo el hombre.
Para Guillermo Barros Schelotto es mucho más sencillo hablar del
penal no cobrado que del rendimiento de su equipo que vale millones y el
domingo no pasó de un low cost, pero al menos tuvo la deferencia de salvar el
honor de Penel. "Confío en la honestidad de los árbitros", dijo el
Melli que repite el mismo concepto desde sus tiempos de entrenador de Lanús.
No obstante, es mucho más barato echarle la culpa al árbitro que
justificar inversiones a montones que si los resultados acompañan serán
anécdota, pero de lo contrario regresarán como un bumerán.
Tienen responsabilidades, claro que las tienen a pesar de que, se
insiste, el salario de los jueces no llega ni a la décima parte de lo que ganan
futbolistas y entrenadores de élite. Esa desproporción también debería tabular
responsabilidades diferentes.
Por Alejandro Cachari
Fuente: La Capital
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