¿Por qué hay jóvenes que quieren ser árbitros?
Hay una pregunta en el mundo del fútbol, sobre todo en el fútbol base,
que muchos aficionados se hacen: ¿Por qué hay jóvenes que quieren ser árbitros?
En un artículo publicado por Gustavo Lenti en Telam.com (medio de comunicación argentino) intenta que esta
cuestión tenga una respuesta y para ello se reunió con tres jóvenes que se
dedican al arbitraje en Argentina: Rodrigo Solé (juez de línea - 1990), Matías Panozzo (árbitro - 1993) y Emmanuel Panozzo (1997 y que
está cursando en la Asociación Argentina de Árbitros) y con la psicoanalista Rosmary Galvagna.
Nosotros reproducimos un resumen del interesante artículo:
Según cuenta Rodrigo Solé que cuando comenzó a cursar la carrera en
2007 en la Asociación Argentina de Árbitros eran alrededor de 30 chicos en el
aula y este año se matricularon alrededor de 400 jóvenes para iniciarse en una
profesión que mirada desde afuera aparece como una de las más ingratas por su
exposición a contextos de violencia e intolerancia, pero que muchos la buscan
para mantenerse vinculados al deporte y otros la toman en cuenta como una
salida laboral.
Rodrigo Solé, explica: “Me han escupido, tirado botellas, petardos y la
verdad que cuando uno es juez de línea se torna muy complicado. Pero yo amo lo
que hago y trato de no pensar en eso”.
Matías relata: “Las puteadas las escuchas siempre. Lo más conveniente
es no prestarle atención y estar concentrado en el partido. Nunca tienes que
darte la vuelta para ver quién te insultó porque puedes desconcentrarte”
Por otro lado Emmanuel indica: “Por un lado uno se va acostumbrando,
por otro tratamos de abstraernos y además tenemos una materia en primer año,
psicosociología, que nos prepara para esos momentos”.
Pero, ¿cómo se explica la decisión de un chico de seguir la carrera de
árbitro, teniendo en cuenta que lo espera una tarea cargada de hostilidades?
La psicoanalista Rosmary Galvagna explica: “Los seres humanos pensamos en la
elección de una carrera que nos depare un saber hacer. Es decir, que, la
persona que elige por ejemplo, la carrera de árbitro, ve en las hostilidades
del entorno una oportunidad de saber hacer algo con eso, ya sea ser más justo,
poner un límite o mediar en un conflicto. Debe tomar decisiones a favor o en
contra de algunos intereses en detrimento de otros, o bien, trabajar la
imparcialidad. Lo piensa desde el punto de vista de la reparación".
¿Es posible para una persona disociarse del entorno hostil que vive
como árbitro? ¿En qué medida esta circunstancia impacta en su vida social y
familiar?
"La persona que encarna la posición de árbitro en su mundo
cotidiano tendrá que estar atento y saber abstenerse de querer ser árbitro y
juez en todas partes. Deberá aprender a aceptar cierta imperfección en el
proceso de arbitraje y vivir con eso, junto con varios errores, sin por eso
abandonar el entusiasmo de hacer su tarea lo mejor posible", apunta la
psicoanalista.
Artículo completo: Telam
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