Papá, ¿me apuntas el lunes para ser árbitro?
Eran las ocho de la tarde, estaba
saliendo del estadio del equipo de mis colores, mi hijo se volvió hacia mí y
me pregunto: ¿me apuntas el lunes para ser árbitro?
Al principio no reaccioné, estaba
en otras cosas. Cuando mi hijo volvió del colegio el lunes, lo primero que me
dijo fue si había ido al colegio de árbitros de la localidad para apuntarlo. En
ese momento no sabía que decir, nunca se me pasó por la cabeza que mi hijo
de 12 años le gustara ser esa persona que en los estadios es siempre criticada
e insultada.
Nos sentamos y le pregunté el por
qué, la respuesta fue tan contundente como escueta: “porque me gusta”. Sin pensarlo dos veces, nos
acercamos al colegio de árbitros de la localidad y lo inscribir.
Ahora dirán que por qué cuento mi
historia, pues porque los niños tienen sus sueños y no debemos hacer que tengan
nuestros sueños. Todo padre sueña con tener un Messi o un Ronaldo, más por lo
económico que por lo deportivo, pero cuando el sueño de sus hijos no concuerda
se desesperan y no lo aceptan e imponen su sueño patriarcal.
Papá, quiero ser árbitro. ¿Y por
qué no?
MJ.
¿Qué opinas?