El árbitro asistente Jesús Zancada deja la actividad
El linier vallisoletano Jesús Zancada Lobato (1974), después de 117
partidos en la élite decidió retirarse del fútbol profesional el pasado verano.
¿Cómo empezó a arbitrar?
Yo jugaba al balonmano y al fútbol. Me llamaron para hacer pruebas en
el Balonmano Michelin, pero había que entrenar cuatro días a la semana. Un
amigo me comentó un día que había visto unos carteles para hacerse árbitro.
Tenía 14 años. Llegué a Tercera División como árbitro principal y, tras cinco
años, me metí como asistente en Segunda B. De ahí pegué el salto al fútbol
profesional. El arbitraje es un deporte que engancha y se demuestra en los
cursos que hacemos.
¿Se acuerda de su primer partido en categoría profesional?
Sí, en Segunda, un Racing de Ferrol-Eibar, en 2007. Yo iba como
asistente de Javi Llorente, un árbitro de Burgos que había sido de los más
prestigiosos en Segunda B. Debutábamos todos. Fue un partido tranquilo. Los dos
equipos eran recién ascendidos y en eso tuvimos suerte. Cambiaban algunas
cosas: pinganillos, televisión, otro protocolo. Mi primer año en Segunda fue
exitoso. No tuve ningún percance, salvo un Córdoba-Las Palmas, en el que
tiraron un bote al otro compañero. Por lo demás, resultó tranquilo.
¿En qué nota un asistente el salto por las diferentes categorías?
En los ritmos, que van creciendo. En Primera, yo distingo entre Primera
B y Primera A, donde están los equipos de élite. No es lo mismo pitar a los
equipos de la zona media-baja que a los seis primeros de la zona alta. Ahí, el
ritmo es frenético. No te puedes despistar ni una décima de segundo. La presión
de los campos no afecta tanto, pero sí está el factor de la televisión. La
diferencia entre Primera y Segunda, además del ritmo, es el foco mediático.
Cuando la mangas...
¿Cómo se preparan los partidos?
La designación suele llegar un jueves para pitar la semana siguiente. A
partir de ahí, planificamos el viaje. También vemos partidos y acciones de los
dos equipos a través del programa Wyscout. El ataque, la defensa, cómo
defienden las faltas, balones aéreos... Sobre todo la estrategia de cada
equipo. Así ya tienes algo avanzado. También nos fijamos en los últimos
enfrentamientos, por si ha habido algún rifirrafe entre jugadores.
¿Hay otra percepción del arbitraje?
Sí, la situación ha cambiado. Cuando empecé, no había tanto respeto. Se
nota en el trato con los clubes, los directivos, delegados, entrenadores... Nos
hemos hecho valer. Me une una gran amistad con los clubes de Valladolid.
Vivimos una época de bonanza en este sentido. Hace mucho tiempo que no se
escucha nada que se salga de la normalidad.
¿Qué va a hacer usted ahora?
Estaré como vocal en la Delegación de Fútbol de Valladolid y seguiré
ayudando a los árbitros jóvenes, entre otros proyectos. Yo trabajo en Michelin
y estoy muy agradecido a mi empresa porque me haya permitido mantener los dos
oficios.
Entrevista completa: El Norte de Castilla
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