Reflexiones de Héctor Baldassi, desde su retiro arbitral
Desde el 4 de diciembre de 2011 se encuentra retirado del arbitraje, en
la actualidad Hector Baldassi está inmerso en la política argentina. Nació en Córdoba
(Argentina) hace 51 años y en el año 1990 obtuvo el título de árbitro de fútbol
nacional, expedido por la Asociación de Fútbol Argentino, debutando un año más
tarde en categorías inferiores. En el año 1999 debutó en la Primera
División de Argentina, y fue en el 2000 cuando fue nombrado por la Asociación
de Fútbol Argentino y por la FIFA.
En esta entrevista reflexiona sobre su pasado arbitral:
¿Ser árbitro tiene algo de morboso, no?
Te tiene que gustar que te puteen. No sé si morboso, el insulto es
parte de la convivencia diaria de nuestra profesión. El árbitro debe contar con
una preparación psicológica para recibir todo tipo de insultos y tener siempre
la tranquilidad de estar haciendo lo mejor posible, saber que te preparas para
acertar y para errar.
¿Cuándo decidiste ser árbitro?
Nunca tuve vocación de árbitro. El responsable fue Marcelo Negrete, un
amigo que era árbitro de handball y estaba haciendo el curso en AFA. Lo
acompañaba los fines de semana para no aburrirme y le anotaba goles, amonestados,
y le hacía la planilla. Para entretenerme. El me insistía para que me
inscribiera en el curso de árbitro y yo no quería saber nada, hasta que él
llamó a la AFA y me anotó. Fui por el compromiso que tenía con él, la verdad.
Empecé en el 89 y me recibí a fines del 90.
¿Y cuándo te empezó a gustar?
Cuando empiezas a vestirte de árbitro, a convivir con tus compañeros, a
conocer la familia arbitral. Debuté en Reserva en el 92 y en el 95 en la D en
Comunicaciones-Atlas. Divino: a los 16 del primer tiempo ya había expulsado a
dos de Atlas. Los dos por pegar trompadas y a instancias del asistente. Así
fueron mis primeros minutos como árbitro. Yo me estudiaba los apellidos de los
jugadores. “Ponce, está expulsado”, fue lo primero que dije.
¿Uno elige ser árbitro o asistente?
Noooo, te hacen elegir (risas); lo deciden ellos según cómo vayas. Ser
asistente a mí no me gustaba nada, me desconcentraba muchísimo. Es jodido, tienes
que agudizar el oído, y no perder la concentración. Yo me distraía con una
sombra, o con alguna persona en la tribuna. Como línea era un desastre.
¿Por qué decías que eras “diferente“?
A que nunca cambié mi forma de dirigir. Al llegar a Primera División
dije que había que desmitificar esta función y hoy me ufano y digo que lo
logré. Que el árbitro puede dirigir un partido riéndose, sin soslayar las
reglas, pero que puede descontracturar, desacartonar el partido. Por eso digo
que fui fiel a mi estilo, a lo que yo pensaba. Y con esa idea llegué al
Mundial, ese es mi máximo orgullo.
¿No te quita autoridad hacerte el compinche de los jugadores?
Es que nunca fui compinche. Quizás da esa impresión, pero fíjate si yo
perdoné a alguno, ¿eh?
¿Qué son las condiciones técnicas de un árbitro?
¿Qué son las condiciones técnicas de un árbitro?
Que conozca el juego, que sepa adelantarse a una jugada, no te digo
dos, pero sí una: saber si va a tirar un centro, si va a dribblear. Eso te
ayudará a estar cerca de la jugada. Conocer si hay enconos personales entre los
jugadores, porque así te adelantas y desarticulas el problema antes de que el
problema se genere. Todo ese tipo de cosas hacen a la conducción de un partido.
Para mí, los principales atributos de un buen árbitro son condición física,
personalidad, condiciones técnicas y conocimiento del reglamento.
¿No les falta ser más futboleros a los árbitros?
A algunos, sí. Esa crítica la acepto. El árbitro futbolero saca
ventaja; al otro, al de laboratorio, como se lo conoce en la jerga arbitral, le
cuesta más.
¿Te apretaron en algún entretiempo?
Nunca. Y si venían, me peleaba. A un par le hubiera pegado, y después
me habrían hecho recagar. Tengo 100 peleas, 1 empate y 99 derrotas. Tampoco me
amenazaron. Una sola vez recibí un mensaje de texto qué decía: “¡Qué desastre
que sos!”. Agarré y lo llamé: “¿Por qué decís esto?”. Y no sabía qué
responderme.
¿Y te intentaron sobornar?
Tampoco. En el fútbol nos conocemos todos, papá, es una pelota redonda
que gira y sabemos. ¿Vos escuchaste una sospecha o habladuría sobre mí, alguna
vez?
¿El árbitro puede tener sexo la noche previa a un partido?
¡Caramba! Ehhhhhh… Depende de la condición física, quizás a algunos los
potencia. Yo siempre me cuidaba comiendo liviano y descansando mucho desde dos
días antes del partido.
¿Cuál es la presión más difícil que recibe un árbitro?
Con las presiones externas tienes que hacerte un caparazón, pero no
desoírlas. Cuando un periodista dice algo de vos, no tenéis que contestar
peyorativamente “Este no sabe nada”. Hay que analizar y hacer autocrítica.
Después, las presiones internas son las de superarte día a día, las más
importantes.
¿Qué te generaba que un estadio cantara “Baldassi, hijo de puta”?
Nada, yo no puedo dejarme influenciar por los gritos. Sí podés saber
que los jugadores van a escuchar esa puteada y querrán aprovechar esa ola para
caerte a vos, en el sentido de “cobrame algo”, pero el árbitro tiene que ser
sereno dentro de las revoluciones. Los jugadores suelen decir que están a mil
pulsaciones, ¡¿y nosotros, qué?! Nosotros también trabajamos a alta intensidad.
¿Necesitaste ir al psicólogo alguna vez?
Sí, uno tiene pensamientos negativos y debe erradicarlos. Cuando te
sentís inseguro o débil es bueno pedir ayuda. Cuando volví de Santos-Nacional
fui al psicólogo y me sirvió para tomar confianza nuevamente. El psicólogo de
FIFA nos decía que cuando nos sintiéramos débiles pensáramos en el mejor
partido de nuestra carrera. Así activas los pensamientos favorables.
¿Qué es lo que más te gustó de tu experiencia en el Mundial?
Que pude disfrutar de haber llegado a lo máximo. La solidaridad y el
respeto de mis compañeros. Lo noté en las felicitaciones. Apenas terminé
Suiza-Honduras, partido 48, FIFA ya me estaba llamando para saber cómo había
terminado físicamente, para dirigir el 56, España-Portugal. Me designaron y
enseguida mis colegas me dijeron “Very strong match”, un partido duro, con
pica. Y cuando volví, me hacían reverencias por cómo había conducido el
partido.
Fuente: El Gráfico
Fuente: El Gráfico
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