El fútbol es el peor deporte para un árbitro

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Este joven de 21 años pertenece al Colegio de Árbitros de Madrid y en los ocho años que lleva arbitrando ya ha vivido de todo. Es árbitro de Segunda Regional, asistente de Primera y dirige también partidos de fútbol base, nos referimos a Christian Vera Valencia.
Los fines de semana se levanta temprano para poder llegar a tiempo a los partidos que le han designado. Sabe que será difícil: “No hay categoría tranquila ni fácil. Los peores son los padres. Da igual que sean niños, chicos, sénior o femenino. A lo mejor estás teniendo un partido relajado y uno te empieza a insultar porque no le gusta algo”. Con tan sólo 16 años ya vivió un penoso episodio: “Un entrenador vino a darme la mano y no me la soltaba. Cada vez me la apretaba más. Empezamos a discutir y me acabó dando un cabezazo en la espalda. Mis padres estaban allí, mi madre atacada de los nervios... Llegó la Policía y acabamos en un juicio en el que no me quiso pedir perdón”.
Después de la agresión siguió con su actividad, ni se planteó dejar el arbitraje: “Al contrario, lo cogí con más ganas. En ese mismo campo al año siguiente tuvo que suspender el partido: Vinieron todos a pegarme, no sabía dónde meterme y de la nada apareció el capitán del equipo local, que se llevó los puñetazos por mí”.
Sus padres le apoyan aunque su madre lo pase mal: “Mis padres siempre me han apoyado, vienen a verme cuando pueden y la que peor lo pasa es mi madre, porque es con quien más se mete la gente cuando me insulta. Al principio ella respondía y se metía con el público pero ya no, no es la mejor opción. Cuando sé que un partido puede ser más complicado directamente le digo que no venga, que venga a partidos de niños, que en teoría son más tranquilos”.
Pero ¿merece la pena ser árbitro?: “Ahora para mí es un hobby, lo disfruto y tengo pensado seguir mucho tiempo. Tengo 21 años y tuve temporadas en las que me lo tomaba muy en serio, fue ascendiendo cada curso hasta llegar a Primera Regional, pero ahí entre lesiones y demás bajé de categoría. Mi objetivo es llegar a Tercera División, donde los árbitros, y si es posible Segunda B, donde ya vistes Adidas, viajas, etc... Es difícil y hay que tener suerte, eso sí”.
Para finalizar matiza: “El fútbol es el peor deporte para un árbitro”.


Fuente: Diario El Mundo 


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