La cultura de menosprecio a los árbitros
Ejerció durante 10 años como árbitro y 5 más como delegado en el antiguo
Colegio de Árbitros de Oviedo, el ovetense José Manuel Suárez a sus 66 años
sigue asociado al arbitraje como Presidente del Comité Técnico de Árbitros
RFFPA.
La semana pasada, un colegiado de esta zona sufrió graves insultos racistas por lo que su comité ha puesto cartas en el asunto para erradicar el
racismo, la xenofobia y toda clase de insultos que suceda en los partidos.
¿Es una utopía llegar a
erradicar los insultos en las gradas?
Lograr erradicarlos probablemente lo sea. Tenemos que pensar que
estamos en un fútbol de aficionados, sin cámaras que graben como en el fútbol
profesional, ni posibilidades económicas para tener un guarda de seguridad.
Ahora bien, creo que en la Federación Asturiana ya está minimizado, porque se
han producido en los últimos años pocos incidentes graves. Lo que pasa que se
nos han juntado dos semanas seguidas con ellos, pero puedo asegurar que bajaron
mucho de intensidad y frecuencia este tipo de episodios en los últimos años.
¿Están desprotegidos los
árbitros en las categorías modestas?
Totalmente. Hace 30 años no se jugaba ningún partido en el que no hubiese
una pareja de la Guardia Civil o de la Policía Nacional, que estaban en el
público haciendo una labor preventiva. En la actualidad es difícil verla en un
campo y lo puedo entender por falta de efectivos. En este caso, si el árbitro
ve en riesgo su integridad lo que hace es avisar al delegado de campo para que
llegue la fuerza pública, pero algunas veces ya es tarde. El equipo local tiene
afición, el equipo visitante más o menos también la tiene, pero el árbitro está
solo. Si el vándalo de turno tiene un cruce de cables, a los árbitros los
estacazos ya no se los quita nadie. Pero eso ya no depende ni de la Federación
ni del Comité de Árbitros.
¿Qué mecanismos puede adoptar un
club para controlar a sus aficionados?
Llevo muchos años en la Federación, en su día fui directivo en un club
y sé las penurias que pasan. Voy por los campos y veo que un directivo está en
la taquilla, otro vendiendo la rifa, otro pendiente de los vestuarios... en la
mayoría de los casos ni ven el partido. Los medios que tienen para controlar
todo esto no son muchos.
Fuente: Diario El Comercio
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