Cuatro hermanas unidas por el arbitraje
Las
hermanas Josefina (19 años), Agostina (16 años), Selene (22 años) y Micaela (22
años) son árbitras del fútbol de Neuquén (Argentina). En su familia hay un
importante lazo que los une: el fútbol y el arbitraje; puesto que las cuatro
heredaron su pasión por su padre, el árbitro e instructor nacional Néstor
Orellano.
En esta
familia hay un importante lazo que los une: el fútbol y el arbitraje. Tienen el
objetivo de hacer cumplir el reglamento en el deporte más popular del mundo: “Néstor
fue el gran impulsor. Primero empezó Mica, me acuerdo que fue de cuarta árbitra
a Independiente y yo la acompañé como espectadora. En ese momento decidí que
quería probar”, contó Selene, que comenzó hace cinco años a dirigir y estudia
para ser maestra.
“Lo que
me motivó fue mi papá y pasar tiempo con él. Compartir la misma pasión que
tiene hace muchos años”, destacó Micaela, que empezó en 2014, antes de irse a
estudiar a Bahía Blanca ingeniería en sistemas.
Todas
tuvieron la oportunidad de dirigir tanto a hombres como a mujeres, notando algunas
diferencias: “Desde mi punto de vista, quizás las mujeres nos tratan más como
pares, independientemente de si somos árbitras o árbitros, los hombres tienen
un poco más de respeto con las árbitras que con los árbitros”, señaló Josefina,
que está cursando el segundo año de contaduría.
“Ya me ha
tocado dirigir a mujeres y he notado algunos cambios. En el femenino son más
amables, en cambio, en el masculino, a la mayoría siempre se les escapa un
comentario machista”, reconoció Agostina.
Ellas
comenzaron a dirigir, en promedio, hace cinco años, y aseguran que notan los
avances respecto a la equidad de género. “Al principio era algo nuevo ver
mujeres en la cancha. Hoy por suerte ya es más habitual. Así también cambió el
trato. Al ver más mujeres en la cancha hay mucho más respeto”, explicó Micaela.
En la misma sintonía, Selene aseguró: “Al principio no éramos muchas mujeres.
Era chocante vernos en la cancha. Hoy el trato es otro, una se va haciendo en
este mundo y va adquiriendo cierta credibilidad que también hace que te
respeten”.
El padre
se siente orgulloso: “Siento mucho orgullo al ver que cada día están sintiendo
más esta profesión, es un placer infinito. A ellas yo les doy el mismo consejo
que a cada uno de mis alumnos, que lo hagan con responsabilidad, con mucha
seriedad y respeto, y que sueñen, que nada es imposible. Tuve el inmenso placer
de haber dirigido con todas”, comentó Néstor Orellano.
Fuente: lmneuquen
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