Evaluación de las necesidades psicológicas de los árbitros de fútbol



En la temporada 1998-99, se realizó un estudio con árbitros de fútbol de primera división, segunda división y segunda división B, más árbitros asistentes de primera y segunda división. El objetivo de este estudio, en el que participaron 173 árbitros y 78 árbitros asistentes, fue aproximarse a conocer las necesidades psicológicas de los árbitros de fútbol de alta competición, en relación con su rendimiento en los partidos, siendo el propósito final delimitar los aspectos que podrían ser objeto de entrenamiento psicológico para optimizar su rendimiento.
En este estudio se utilizaron dos cuestionarios que fueron cumplimentados por los árbitros de forma anónima, pues de otra manera lo más probable es que no hubieran respondido sinceramente. Los principales resultados de este estudio se comentan a continuación.
Control del Estrés
En general, los árbitros controlan bien su impulsividad tras cometer errores o enfadarse, aunque a veces (pocas veces) tienen reacciones impulsivas que pueden afectar sus decisiones en el campo. También reflejan que controlan bien los pensamientos negativos que podrían interferir en su trabajo, aunque en ocasiones les cuesta evitar pensamientos relacionados con sus decisiones anteriores. Así mismo, en bastantes casos, los árbitros se sienten incómodos en el partido cuando las cosas no les salen bien, con el deseo de que el partido termine cuanto antes. Este deseo “escapar” de la situación incómoda, puede influir negativamente en la calidad de su arbitraje hasta el final del partido.
Estos argumentos plantean la necesidad de mejorar los recursos psicológicos de los árbitros para controlar el impacto de sus errores y malas actuaciones, de forma que, a pesar de éstos, puedan mantener su nivel de activación óptimo y rendir lo mejor posible en las situaciones más críticas. Los árbitros asistentes muestran más necesidades psicológicas que los árbitros.
Influencia de la Evaluación
En general, a los árbitros de alta competición les afecta negativamente la evaluación de su rendimiento en algunas ocasiones. A la mayoría puede afectarles negativamente la preocupación por lo que hagan o piensen de su actuación los responsables del colectivo arbitral, los evaluadores de sus actuaciones y sus propios compañeros. Así mismo, a los árbitros de primera puede afectarles las críticas que reciben de su actuación, mientras que a los otros árbitros les influye más que no se reconozcan sus méritos o se destaque más la labor de otros compañeros. También a los árbitros de menor categoría, les influye más el hecho de haber tenido buenas o malas actuaciones en partidos anteriores. Al igual que en el caso del control del estrés, los árbitros asistentes muestran más necesidades psicológicas que los árbitros.
Los árbitros manifiestan que apenas les afectan los comentarios o insultos del público, y que manejan aceptablemente la “presión” de los medios de comunicación, aunque a los árbitros de primera división les afectan más las críticas que al resto, quizá porque están más expuestos a los medios de comunicación.
Sin embargo, lo que más les afecta son los comentarios de sus compañeros en el descanso del partido. Esto indica, claramente, que es importante entrenar a los árbitros sobre el tipo de comentarios y la forma de hacerlos, que son más convenientes en el descanso del partido para optimizar el rendimiento del equipo arbitral en el segundo tiempo.
Motivación
Para el conjunto de los árbitros, el arbitraje no es lo más importante de su vida (a diferencia de lo que sucede con muchos deportistas de alta competición), pero la mayoría consideran que merece la pena el esfuerzo que hacen y están dispuestos a sacrificarse para ser mejores árbitros. Sin embargo, parece existir un reducido grupo de árbitros “conformistas” sin la motivación necesaria para progresar más, formado, sobre todo, por árbitros de segunda división B y árbitros asistentes. La mayoría de los árbitros de primera y segunda división muestran una motivación equilibrada que beneficia su rendimiento.
Habilidad Mental
La mayoría de los árbitros carecen de recursos psicológicos muy valiosos para optimizar su rendimiento. Las principales carencias se observan en habilidades relacionadas con la preparación personal del árbitro para el partido, indicando que el entrenamiento psicológico específico para dominar estas habilidades podría resultar muy beneficioso.
Así mismo, en muchos casos, los árbitros no utilizan correctamente el descanso del partido para preparar su actuación del segundo tiempo. Al igual que sucede con los jugadores, el descanso debe aprovecharse para optimizar el rendimiento del segundo tiempo. Con este propósito, además de mejorar los comentarios entre el equipo arbitral, es importante que los árbitros desarrollen comportamientos rutinarios apropiados, aprendan a utilizar constructivamente lo sucedido en el primer tiempo, establezcan objetivos adecuados para el segundo tiempo, anticipen las dificultades más probables y preparen estrategias para afrontar eficazmente estas dificultades.
Cohesión de Equipo
En general, los árbitros valoran favorablemente pertenecer al colectivo arbitral y estiman la importancia de trabajar en equipo. Casi todos los árbitros consideran que es muy importante la aportación específica de cada uno de los miembros del equipo arbitral, pero a la mayoría le preocupa más su rendimiento personal que el rendimiento de sus compañeros.
Es conveniente tener en cuenta que durante el partido, los árbitros suelen evaluar, en bastantes ocasiones, si los árbitros asistentes están cometiendo errores. Esta evaluación podría repercutir en la confianza del árbitro en sus asistentes, dificultando la interacción apropiada entre ellos. Los árbitros deben aprender a ayudar a los árbitros asistentes cuando perciban que éstos cometen errores, de forma que su rendimiento mejore en el resto del partido.
Relación con Jugadores y Entrenadores
En bastantes casos, a los árbitros les preocupa perder su autoridad dentro del campo. Y también les cuesta aparentar que están tranquilos cuando se dirigen a los jugadores y están nerviosos o alterados. Estas dificultades pueden influir negativamente en su relación con los jugadores y los entrenadores en el campo, favoreciendo, por ejemplo, conductas demasiado agresivas que pueden propiciar reacciones también agresivas.
Conclusiones
Es muy recomendable que los árbitros se sometan a una evaluación psicológica constructiva para detectar sus principales necesidades y recibir la ayuda especializada que, en cada caso concreto, sea más apropiada.
A diferencia de otros tipos de evaluación (pruebas físicas, etc.) El cometido de la evaluación psicológica no debe ser aportar criterios para seleccionar a los árbitros, ya que en este caso los árbitros no responderían con sinceridad, sino detectar necesidades concretas con el fin de subsanarlas. Por ejemplo, se observa que el árbitro A tiene dificultad para comunicarse eficazmente con jugadores y entrenadores, y se trabaja con él para subsanar esta dificultad. De esta forma, se podrá optimizar el funcionamiento psicológico de los árbitros, en beneficio de su rendimiento.




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