La pandemia para un árbitro amateur


Hace un año las autoridades de México ordenaron el cierre de todos aquellos lugares en los que se realizaran actividades no esenciales, como medida contra el coronavirus. Era el principio de la pandemia del coronavirus y en el municipio de Ecatepec se cerraron las puertas del deportivo Valle de Santiago, en la colonia San Agustín.

En el lugar se realizaban un promedio de 80 partidos de futbol de diversas categorías y ese era el sustento de árbitros amateurs, que de la noche a la mañana perdieron su fuente de ingreso.

Uno que sufrió en sus carnes las penurias durante la pandemia fue Adrián Martínez.

“Toda mi vida se la debo al arbitraje, empecé sin saber, pero el final el reglamento me ha hecho ser lo que soy”.

Adrián tiene 56 años de edad, de los cuales 36 años los ha dedicado al arbitraje y otros oficios, pero en los últimos 12 se ha dedicado por completo al arbitraje, pues éste le generaba mayores ingresos.

“Tanto me gusta el arbitraje que hubo un tiempo que mi esposa, la madre de mis hijos, me dijo: ‘¿El arbitraje o nosotros?’ y la pensé mucho, pero al final los elegí a ellos, aunque desafortunadamente me conseguí un trabajo en que me pagaban 350 pesos a la semana, de lunes a viernes, cuando en un día de árbitro me ganaba al día 360 pesos”.

Gracias a la convivencia diaria entre futbolistas, entrenadores y dueños de equipos amateurs, conoció a una persona a quien le pidió la oportunidad de trabajar en una gasolinera. Comenzó lavando y abrillantando llantas de autos.

“… a veces llegaba a la casa con 40 pesos a la casa y entre mayo y junio nos cierran la gasolinera cinco semanas, y esas cinco semanas fueron muy difíciles porque no había para la papa”, menciona.

Cuando no trabaja doble turno en la gasolinera tiene la oportunidad de ir al deportivo y dirigir algún partido entre semana. Los fines de semana tiene oportunidad de dirigir más juegos, aunque no son los 25 partidos que arbitraba por semana antes de la pandemia. “Ahora son ocho, entre que todos los equipos no han regresado y mi trabajo en la gasolinera”.

Por ahora, no piensa dejar su trabajo en la gasolinera, pues le ofrece un ingreso relativamente seguro, y al arbitraje no lo soltará hasta que el cuerpo aguante.

“Es mi pasión, lo hago con cariño y con amor porque me ha dado mucho, pero, así como me ha dado, me ha quitado también, jamás me voy a arrepentir de ser árbitro de futbol”.

Fuente: SOPITAS

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