La realidad sobre un récord difícil de superar: 31-0
El 11 de abril se cumplió veinte años de un resultado histórico que supuso un record que aún perdura en un partido internacional. El encuentro tuvo lugar en el International Sports Stadium de Coffs Harbour (Australia), y formó parte de la clasificación de la OFC para la Copa Mundial de Fútbol de 2002: Australia 31-0 Samoa Estadounidense.
Además de conseguirse el triunfo
más amplio en un partido de selecciones hasta la fecha, el delantero
australiano Archie Thompson batió el récord de más goles anotados en un solo
encuentro (13 tantos). Por increíble que parezca, Thompson estableció un récord
individual de anotación en la Copa Mundial de la FIFA minutos antes del
descanso de aquel duelo, al que se llegó ya con un sorprendente 16-0 en el
marcador.
Al término del encuentro, para
más inri, el marcador llegó a mostrar un incorrecto resultado de 32-0, hasta
que alguien revisó las cuentas y subsanó el error.
Las normas de admisión de
futbolistas habían cambiado poco antes de aquella primera fase de la
competición preliminar mundialista en la OFC, por lo que la mayoría del plantel
de Samoa Estadounidense había dejado de estar disponible. Los compromisos laborales
e incluso académicos complicaron más si cabe las cosas a la hora de elaborar
una lista que acabó por incluir a un par de adolescentes de 15 años que, al
parecer, nunca antes habían jugado un partido de 90 minutos.
Entretanto, por el contrario, la
generación de oro del fútbol australiano estaba empezando a florecer. No en
vano, la mayoría de los integrantes del combinado auriverde jugaban en grandes
clubes europeos, mientras que en otros casos se trataba de estrellas
consagradas en la liga australiana.
Sea como fuere, pocas veces se ha
visto una diferencia tan abismal entre dos selecciones que se enfrentan en un
partido internacional.
“La selección de Samoa Estadounidense
era un equipo de principiantes. En cierta forma, teníamos la sensación de que
no estábamos haciendo lo correcto al avasallarlos de aquella manera, pero, por
respeto al rival al menos, nuestro deber era emplearnos al máximo”. Archie
Thompson.
Fuera del terreno de juego, las
ambiciones y recursos de cada uno de los dos contendientes resultaban ya
bastante reveladores. Mientras que la selección australiana se había alojado en
un lujoso hotel dotado de sus propios terrenos de entrenamiento y de un campo
de golf de nueve hoyos, los jugadores de Samoa Estadounidense se repartían en
habitaciones de tres ocupantes en un viejo motel ubicado al lado de la ruidosa
autopista que une Sídney con Brisbane.
Fuente: FIFA
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