Anécdotas y momentos del ex FIFA Fernando Chapell
Toda una vida junto a un silbato.
En la última década del siglo pasado, el juez de fútbol Fernando Chapell (Perú,
1958) era uno de los árbitros más renombrados del fútbol peruano y destacaba
porque manejaba la presión. Hoy, ya retirado, es un exquisito contador de
anécdotas, repasa momentos increíbles con dirigentes y jugadores y sigue en la
lucha por dignificar su gremio.
¿Protegías a los jugadores?
A ‘Balán’ Gonzales le dije:
‘Juega tranquilo, te voy a cuidar’ y esa tarde hizo un gol.
¿Por qué lo hacías?
Es que al buen jugador lo tratan
de traer abajo y yo le decía eso, no para que haga lo que se le antoje, sino
que se desarrolle de manera eficiente.
¿Te ofrecieron dinero para favorecer a un equipo?
En el año 1979 fui profesor de
matemáticas de un colegio nacional de San Martín de Porres y uno de los
familiares de mis alumnos, era un muchacho que editaba los videos deportivos de
Panamericana. Se acercó y me entregó un sobre con 6 mil dólares. Me dijo que me
lo enviaba el ingeniero, presidente de un club del norte.
¿Cuál fue tu respuesta?
Que se lo devuelva de inmediato y
que yo no necesitaba esa plata.
¿Allí quedó todo?
Lo llamé al dirigente y le pedí
que aclare esa situación o lo iba a denunciar públicamente.
¿Tienes otras de esas historias?
En 1991, antes de empezar el
duelo entre cremas y blanquiazules, un directivo se acercó, me estiró la mano y
me entregaba una llave de auto.
¿Te agregó algún comentario?
Me comentó muy suelto de huesos:
‘Afuera te espera un Mazda del año’ y le respondí: ‘No vas a poder conmigo, no
me vendo por nada’.
¿Una más con los directivos?
Una noche, antes de un clásico,
me llamó a mi casa un dirigente y me comentó: ‘A ti no puedo ofrecerte plata,
pero estoy enfermo, tengo cáncer y me gustaría irme de este mundo viendo a mi
equipo ganar’.
¿Era cierto?
Sonreí y le dije: ‘No me huev…’.
¿Allí quedó todo?
Antes de empezar el compromiso,
me avisan: ‘Por favor, haga un minuto de silencio, que murió el dirigente que
estaba enfermo’. ¿Y sabes cuál fue lo peor? Que sancioné un penal en contra de
su equipo y perdió.
¿Dos cosas originales que inculcaste a los jueces?
Llamaba a todos los asistentes y
pedía un balón y al igual que los jugadores, poníamos las manos encima y
gritábamos: ‘Tres hurras por el arbitraje nacional’ y entrábamos motivados.
¿Algo más?
Expulsé a 2 líneas. En Talara y
en Huánuco. Uno de los jueces de línea siempre era de la ciudad y ambos estaban
favoreciendo a los clubes locales. Me acerqué y los saqué y tuvo que entrar
otro en su reemplazo.
¿Se trata solo de impartir justicia?
Los árbitros deben ser honestos y
claros. Lo más valorable es sentirse respetado y considerado.
Fuente: TROME
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