Los padres, árbitros de banda
Se les suele identificar a los pocos minutos de empezar los partidos porque buscan un sitio estratégico en una de las bandas -depende de la zona del campo en la que juegue el equipo de su hijo- y porque aplauden o lanzan reproches sin cesar al árbitro si su decisión beneficia o no al chaval. Basta darse una vuelta cualquier fin de semana por los campos que acogen el fútbol escolar para encontrárselos. Algunos se ciñen a la labor de los colegiados, pero otros añaden a esta faceta la de 'segundo entrenador', poniendo en tela de juicio lo que decide el técnico e incluso dando instrucciones propias a su hijo con independencia de que entren en contradicción con las que se escuchan desde los banquillos.
«Me acuerdo que un entrenador en pretemporada reunió a los padres de sus jugadores y les prohibió terminantemente hacer comentarios a sus hijos durante los encuentros. Pero claro, los árbitros no podemos hacer esto», apunta Xabier Losantos Omar. El comportamiento de los padres en los partidos es fundamental para que los chavales adquieran, o no, hábitos de respeto a los colegiados y también a los rivales. No en vano, es el espejo en el que se miran los críos a la hora de tomar decisiones dentro y fuera del terreno de juego. Resultará difícil que un niño acate con deportividad las decisiones del árbitro si observa los aspavientos constantes e incluso los insultos de su progenitor en la banda. «En las categorías pequeñas los aitas tienen mucha responsabilidad. Para un niño su padre es como un dios, y si ve que le protesta al árbitro, él va a tomar el mismo ejemplo», subraya Jon Ugarte.
Pero también el papel de los técnicos es clave en este sentido. Además de promover la constante mejora de sus chavales como futbolistas, los entrenadores deben transmitirles una serie de valores que trascienden lo meramente deportivo para entrar en el terreno del respeto y el compañerismo. De la misma forma que ocurre con la actitud de los padres de la banda, será complicado que un niño no proteste al colegiado si su preparador no deja de hacerlo. Sobre todo cuando ven en la tele que los jugadores también lo hacen.
Artículo del: Diario "El Correo"
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